La noche está fría, más
fría mi alma
a pesar del humeante café
a pesar del fogón encendido
-chicharrones sancochando-
cerca a la
puerta cerca a mi mesa
en el café bajo el
puente, tengo
frío
tengo miedo me de un sacudón el viento
cuando salga a la
calle
Lío un cigarro, lo pongo en mis
labios
busco la cajita de fósforos
en el bolsillo de mi saco
encuentro sólo un palillo lo
enciendo
(Últimamente fumo mucho) e inhalo profundo
Humea lo recóndito de mi nombre macilento
Exhibo canas color humo del tabaco
escribo mi pena mi expiación mi dolor:
Trazo en una servilleta que cojo al servilletero
la doblo varias veces cinco, diez,
que se yo
Introduzco mi pecina en la pequeña cajita
y me despido de la mesa del dueño del café
de la loseta de la calzada
de la baranda sobre el rio
de la vía evitamiento que invita
El mozo del café lo echará al tacho;
a no ser que antes una pareja
de enamorados
repare en él , y curioso la célibe lo hurgue
y desdoble la dejación:
Algún día estuve como ustedes
llano feliz acomedido henchido,
sin embargo, la dicha no es
eterna,
si la tienen, por dios , presérvenla
y no como la mía qué,
murió temprano
abortado a golpes:
Engaños mutuos , traslape de fracasos
y, hoy, vegeto amortajado al
silencio.
Una joven mujer poco antes de casar
en su rostro bello sufrió quemadura
Convirtiéndo antifaz de lo que era
Sufrió mucho, acordó a su novio escribir
"No soy merecedor de tu compañía,
exijo repruebes el matrimonio pactado
y busques otra mujer que te merezca".
Responde él después de
prudente tiempo:
- Pensé bastante enterarme lo infausto
ahora, eres tú, mujer quién debe decidir:
¿Te casarías con un hombre casi ciego?
No te dije, en realidad, casi no miro nada
Hasta puedo decir: soy ciego en totalidad.
Si te casas conmigo Dios nos dará consuelo
y sabré hacerte feliz con mi ceguera
Y se casaron, ella con la faz mancillada
Y él, ciego, en ceremonia sencilla
Y felices pasaron veinte largos años.
Ella oficiaba de destrón lazarillo
y él la llenaba con amor acendrado.
Hasta el día que sin pena ella murió,
y él inmediato recobró la vista
Asombrados todos los que le conocían
preguntaron cómo se hubo recuperado
Y él respondió:
- Yo nunca perdí la vista, fingí estar ciego
Mi amor era tan intenso por ella
no quería causarle dolor, advirtiera
que le miraba su rostro quemado.
(Adaptación emisión radial)
Gastón había
advertido hacer las bodas de oro de sus padres ancianos, esperaban expectantes,
en silencio, pago al sacrifico de criar a Gastón y sus hermanos Pensaba hacer la fiesta en la casa nueva, en
el terreno adquirido el año pasado, justamente, había acabado pagar sus
cuotas.
Participó a suegros
y cuñados que vivían en la sierra llegaran a mediados de diciembre para la gran fiesta.
Por lo menos,
quería, una sala grande en el primer piso Eso pensaba eso quería Pero el pago del terreno acabó sus ahorros,
Se endeudó y fracasó en su negocio Ora tenia
deudas y el compromiso de las bodas de oro
- Anda al Banco- le
sugieren- pones el terreno de aval
Va. Le piden los últimos
tres balances si es independiente
- Solo quiero
hacer una salita -dice-Doy mi terreno de resguardo
- No nos interesa
tu terreno - responde parco, el funcionario-
Solo queremos saber
tus ingresos Si no tiene balances no eres sujeto de crédito.
Septiembre, falta poco
para diciembre Alguien les dice que en
tal lugar prestan sin mucho rollo
Va. Le exigen
garantía hipotecaria El interés es leonino
Gastón piensa tanto
que le sale humo por las orejas Sus
padres están viejos, tal vez, el próximo año ya no estén juntos ...
¡Qué mierda!
doy la hipoteca -se decide.
¡Ay, Gastón! no
sabes en lo que te metes.
Primera vez que me
acompañó el Chapo
a la escuela de mi
niño a quién llevaba
al volver tuve que
llamarlo varias veces,
más, con su pequeño
amo porfió entrar
(ignoraba: el
plantel no permite mascotas)
tuve que pedirle al
conserje lo sacara
De vuelta, varias
veces le llamaba
cuando a cualquier
calle se metía
(Me pesé no traerlo
con la correa
cuando me di cuenta
él nos seguía
y tenía apenas unos
días en casa)
Cuando llegamos a
la calle fluida
Chapo siguió de frente, quedé perplejo
Pensé -ahorita le aplasta el carro-
Vio a un lado, un
carro se acercaba
en vez de aligerar
y sortearlo,
a mi grito, optó volver
donde estaba
Me vio triunfante
moviendo su cola
cuando eludió al
rampante auto, como
diciendo: ¡No pasa nada, amo, soy agilito!
-última mirada feliz
grabada a mi retina-
sin saber que el
camión que venia atrás
le
aplastaría
¡Snif! ¡Ni un
ladrido de adiós pudo dar!
Quedó Chapo hecho una pasta de sémola
El chofer siguió de
frente, ni se inmutó,
tan pequeño, que ni
se habrá dado cuenta
No podía
dejarle en medio de la pista
Era el trayecto de
regreso de mi hijo
¿Qué emoción
tendría ver a Chapo muerto,
ora, repasado como manga
una y cien veces?
Lo cogí por
las patas y lo llevé una cuadra
Sabía que atrás del complejo deportivo
había acopio de desmonte de construcción,
sin pala, en vez de
cavar lo cubrí con piedras
¡Pobre Chapo!, tenía pocos días con nosotros
mientras le rezaba
la oración de los perros
inquiría si tendría
alma y me estaría viendo
¿Qué le diría a mi
hijo cuando preguntara?
¿Decirle la verdad,
o que se había escapado?
Justo, cuando el
último mojón colocaba
un policía se apeó
de la pick up y espetó:
-¡Qué entierra ahí!
(1)
- Un perro - triste,
respondí.
Vio mi traza: Me cubría
un sombrero viejo
barba sin rasurar, ripped
jean (moda sin querer)
Me exigió con voz
imperiosa
- ¡Descúbrelo!
Al notarme
vacilante agarró el arma del cinto
-¡Qué esperas!
Quise
explicarle pero mejor era descubrirlo
Apareció su cabeza,
único promontorio laso
-¡Ya ve, oficial,
no miento!- dije al guardia
pero este ya se
había subido a la patrulla
y con la mano hizo
un gesto de fastidio.
(1) por ese tiempo habían
encontrado un niño de meses
enterrado en una
sepultura cerca de un parque, nota, que tengo como entrada más adelante.
Mi entretener:
subir a la azotea al acabar la tarde
en un banco de
madera y mimbre sentarme,
casi, en el vértice
de la terraza apoyarme
al parapeto de un metro,
vese todo el contorno
el cielo de verano,
inmenso, inconmensurable
Subí tarde hoy , me
perdí la mitad de la función:
la diadema de
fulgor, el rasguño de sangre,
la sinfonía de
color, inmensa fogata haciendo
la niña vestida
en crepé rojo amarillento
danzando entre nubes
nacaradas, me perdí eso
Ahora se ve
la silueta de
cerros pardo oscuro, en fila, al este,
sus crestas
delineadas, al fondo , ceniciento cielo
Las tres cuartas
partes de lid va ganando la noche
Vientecillo ligero,
caricia infanta voy recibiendo
Cono norte de Lima,
mi casita de Las gardenias
Por el oeste,
también, cerros cerca al mar vese
Cerro El Paraíso,
Las Animas, Cerro Oquendo
Sino no hubieran veríase el sol tragado al ponto
A cambio se ve
jirones rojo oscuro menguando,
mota amarillo grana
desperdigado en el cuenco
Y sobre mí, a
plomada, aun hay un claro de cielo
fantasmagórico
pulpo violeta extiende sus brazos
aplastado por la
sandalia de gladiador que no se ve
finex: el cielo se vuelve oscuro y la noche ha
ganado.