domingo, 29 de enero de 2017

SAN VICENTE DE PAÚL 21

                            
Pero no todo era pesadumbre en mi vida
Dios, al niño le asigna jugar para olvidar
Tenía mi  cerro Dino su lomo espatulado
-por allí serpenteaba una tosca carretera
Do el cisterna surtía agua a los tachos-
Sobre el occipucio jugábamos  la pelota
que a veces caía  y teníamos que gritar
Al que subía el andén detener la bola

¡Vecino la pelota! ¡Vecino la pelota, por fa!
Al tal a veces se le escurría por la huacha

Bullaban mis tripas, en el entretiempo
Deslizaba escalera abajo el torcido camino
Parte media del morro se sitiaba mi casa
Palmoteando mis nalgas así llegaba:

-¡Mamacita querida! Ya está la comidita?
 Ora con su dulce rezondrar respondía:

-¡Caramba con este chico, todo el día jugando!
¡Le voy a decir a tu padre, me estás hartando!

Servía a plato lleno arroz con seco y frijoles
Sopa de carne y verduras que eran para dar oles

Si bien es cierto nos faltaba muchas cosas
pero tengo a reconocer con toda justicia
Nunca nos faltó  plato de humeante comida
Teníamos  bolsillo vacío pero lleno la panza


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