Pero no es tanto eso lo que iba decir
Sino que en esos días de franco
que no iba a la escuela hasta que
Me sacaran los puntos de la frente
-Mientras papás se iban a trabajar-
Quedaba solo en casa
y me nacía
mustio el pensar -sobre todo cuando
se tiene los padres ausentes, hasta
que llegaran me parecía día inmenso-
pues empezaba el jaleo por mi perro:
De los tantos perros que he tenido
mi recuerdo está en uno sólo, Coki:
albinegro, parecido a un fox terrier:
Hocico largo, orejas negras, -bruñía-
Ni grande ni chico, suave pelo corto
Un muro de balcón fungía en el patio
Metro y medio sobre el nivel de la calle
De ese muro Coki avistaba La pampa
que yo cruzaba antes de ascenderle
Torciendo dispareja escalera yo subía
Coki al verme agitaba cola y saltaba
Zigzag camino
abajo a darme alcance
Armaba tal alboroto revoloteando redor
Que subía pedante después de la revuelta
Más altanero de todos los perrunos se creía
Por esos años, urbanizaron San Cayetano
Más allá de la pampa, más allá del colegio,
Cruzando las primeras calles de Riva Agüero
-Habilitado- tenía veredas pista de cemento
Sus postes de luz reverberaban hasta el cerro
La venta de sus lotes demoró buen tiempo
Mis barrios
altos no tenían mucho dinero,
Determinismo, preferían seguir en el cerro
Pero a nos esa habilitación aprovechábamos
Asfalto libre alumbrado público teníamos:
!
Jugando al fulbito con amigos de mi niñez
Los Aparicio, Cheto
hasta media noche
De pronto un látigo blandeaba mis piernas
Era mamá y mi perro Coki de adose que
interponíase y su falda le mordisqueaba
Soltaba el látigo mamá que yo aprovechaba,
Corría, mi perro por un lado yo por otro
Libre, ganaba llegar a casa y pedía a papá,
me valga, a cambio no salir más de noche
-cosa que traía entredichos con mi madre-
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Av. Riva Agüero
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