jueves, 26 de enero de 2017

SAN VICENTE DE PAÚL 18


Hay algo que no cambia, oía de nuevo
La estridencia atiplada del heladero                                     
Preguntaba ¿Sería el mismo que daba vuelta
Con su triciclo amarillo y su bullanga
Que me hacía inconscientemente tentar
Meter mano a mis bolsillos y no hallar
Nada parecido a un triscar de monedas?
Solo mis bolas, la huaraca, el ron ron
Avioncitos de papel, barquitos arrugados
y no tener a quién pedir una propina
-Mis padres solían llegar muy tarde
Solo me quedaba seguir observando-
Con las manos cruzadas tras la nuca
la explanada de tierra al pie del cerro
Veía uno que otro muchacho bajaba
Por la ensenada, sucedánea de casas
a comprar un barquillo de helados:
copos de chocolate fresa lúcuma
o el tradicional sándwich mixto
Y yo descifrando si tal era mi amigo
Correr y decirle me invitara un copo

Con la mano de visera en la frente…
¡Desilusión! no era y caía de nuevo
sufriendo como una brasa sin llama
-Y mis primitas saltando la cuerda
en el patio interior de su fresca casa -
El colorinche rebobinaba mi caletre:
dar mis primeros conceptos de  vida
Era tal vez producto de la insolación
y ante esa extrañeza determinaría
¡Sí!, tendría que bajarme de mi tendal
Mi cabeza quemaba haciendo ñoqui

De los tantos perros que he tenido
mi recuerdo está en uno sólo, Coki:
En el portal del cielo nuestros animales

nos esperan  a que entremos  con ellos

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