jueves, 25 de diciembre de 2014

Un árbol de raices profuindas


Yo
quisiera
en esta navidad
poder armar un árbol
dentro de mi corazón
y en él, colgar en lugar de regalos
los nombres de mis amigos,
los que viven lejos y los que viven cerca,
los antiguos y los más recientes,
los que veo todos los días y los que rara vez veo
los que siempre recuerdo y a los que a veces olvido
los que sin querer herí y los que sin querer me hirieron
los que conozco profundamente y los que conozco superficialmente
los que me deben y a los que debo,
mis amigos humildes y mis amigos importantes,
los que me enseñaron y los que se dejaron enseñar por mí
Un árbol de raíces profundas para que sus nombres nunca sean
arrancados de mi corazón, y de ramas largas para que nuevos nombres
reunidos por
todas partes se unan a los existentes.
De sombra muy
agradable para que nuestra
Amistad sea
un momento
de reposo en
La Lucha de la Vida.
Que el espíritu de Navidad haga de cada arma una flor,
de cada lágrima una sonrisa, del rencor la sabiduría de perdonar
y de cada corazón, una casa lista para recibir Amor.

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