…En cuanto a lo físico y lo mental, las mujeres de Lima superan mucho a
los hombres.
La naturaleza las ha dotado en abundancia con características excelentes.
Son de talla relativamente alta y son
esbeltas, pero destacan por tener pies muy pequeños y bien formados. Su cara, a
cuya blancura el toque del trópico le
arrebata la frescura floreciente, está avivada por los ojos grandes, oscuros y
ardientes y por la nariz no muy pequeña pero bien formada, así como por la boca
fina con sus pequeños dientes de una blancura radiante en filas muy regulares.
Si a ellos se agrega la larga cabellera
negra que cae en dos o cuatro trenzas en la nuca, se tiene que concluir
que la limeña tiene un aspecto orgulloso y noble y, al mismo tiempo, mantiene
la atracción de su amabilidad en alto
grado.
En sus casas la dama suele estar vestida ligeramente y de modo algo
descuidado, sobretodo durante el verano. Por lo general ni siquiera se cierran sus
vestidos.
En sus visitas y en el teatro
aparecen vestidas a la francesa. En la calle y en paseo, en la iglesia,
procesiones, etc., se sirven de un traje original típico de Lima, que se llama
saya y manto.
Existen dos tipos de sayas. Una, la saya ajustada, que fue usada con
frecuencia en tiempos anteriores, pero
se ve raras veces en la actualidad. Consiste de una falda superior de seda pesada, cosida en innumerables
pliegues de forma de tubos, lo que se estrechan y se juntan más hacia arriba.
Cubre desde la cintura hasta los
tobillos y esta muy ajustada al cuerpo, de tal manera que enfatizan los contornos
del cuerpo, en particular las caderas. Está muy ajustada también en la parte
baja. Ya que aprieta las piernas, impide una caminata rápida y dificulta mucho
los frecuentes movimiento de arrodillare y pararse en la iglesia…Por lo general
el color de la saya es negro, verde, azul o canela.
El segundo tipo se llama saya culeca o saya desplegada. Solo en la
cintura está ajustada pero más abajo se
abre como una crinolina.
El manto es un velo de seda
densa y negra, atado a la parte trasera de la correa con un cordel a la
altura de al saya. De ahí cubre la espalda, los hombros y la cabeza. Hacia adelante
se repliega y se cierra ajustándolo en
la frente , dejando solo un pequeño espacio triangular para el ojo, una chalina
ricamente bordada cubre el pecho y el vestido
debajo de ésta, de modo que solamente se ven las mangas. Las manos graciosas están
cubiertas por guantes elegantes, una
sostiene el velo y la otra, un pañuelo valioso…
Después de la oración, a las seis
y media de la tarde, se les prohíbe a
las mujeres por orden policía vestir sus sayas en las calles. El velo que les cubre la cara
es intocable, si un hombre tratara de levantarlo tendría que contar con un castigo duro por parte de la plebe.
A veces se ve a una dama con una saya muy desgastada (que le presta una
amiga), pero la chalina valiosa, su pañuelo finamente brocado, sus calcetines
de seda y sus zapatos de satén señalan claramente que la tapada pertenece a una
clase social más alta y está involucrada
en una aventura amorosa... Resulta difícil o casi imposible reconocer a una
dama tapada. El único ojo visible no es una guía tan seguro…
La mayoría de los extranjeros que se casan con limeñas ponen como
condición a sus esposa dejar de vestir saya y manto después de las nupcias. Ellas aceptan esta condición…Algunos
creen que su orden está cumplida al pie de la letra, pero, por regla, quedan
como los engañados, ya que las mujeres acuden a más artificio para no tener que renunciar por completo a una
costumbre a la que están adicta
enteramente.
Del libro El Perú: Esbozos de viaje realizado entre 1838 y1842, autor
suizo Johan Jakob von Tischada
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