< Yo por esos años vivía por Huachipa por donde hoy está el zoológico.
Antes que fuera zoológico era fábrica
y antes de fábrica era un hacienda
donde mi papà trabajaba y tenia una barraca
donde vivíamos: Papá, mamá, mi hermana y yo que tenia nueve años en ese entonces (ahora
tengo 45).
Era un 24 de diciembre Había cerrado recién la noche y era la zona oscura porque todavía no había
alumbrado público ni urbanizaciones como
ahora.
Mi papá había planeado pasar
la Nochebuena en casa de su hermana
que estaba cerca, más o menos a cinco cuadras. La casa de la tía era, además, restaurante campestre que los fines de semana la gente
de la ciudad solía venir y pasar la
tarde en el campo, almorzando y escuchando alguna presentación artística vernacular. Tenia, ex profeso, un
jardín amplio para ello.
E íbamos por la rastrillada cuando en la noche vimos un objeto
volador que salía de la casa de mi tía y se elevaba más. Fijamos mejor la vista y era un trineo con la
estructura fulgurante, trineo solo, sin ser
halado . Pasó encima de nuestras cabezas y ensayó una vuelta y luego se
alejó perdiéndose en la oscuridad.
-¿Qué fue eso? Pregunté a papá.
-No se,
verdaderamente no se. Nos
quedamos estupefactos, todos los vimos.
Cuando llegamos a la casa de la tía lo primero que
hicimos es contarle, y la tía no nos dio crédito. Era una visión retorcida, dijo.
-¡Pero lo vimos todos!, reclamó papá, no fue visión de uno sino lo vimos todos.
Siendo inútil
dar más cuerda a la controversia, pensativos nos disponíamos a entrar a la casa cuando vimos en el jardín la huella del trineo: dos paralelas largas, más
o menos de tres metros y quemado el
césped del jardín. >
(Llamada a la radio)
No hay comentarios:
Publicar un comentario