Yo, quieto a
profanarla con la voz siquiera - sí con la mente-
Yo, en tortura,
tímido colegial de secundaria
Yo, pasivo abalanzarme a su jardín virginal, tierra joven
fértil
Ella,
inicialmente, turbada a la mirada
Luego, consternada
a la distancia que nos separaba
Ella, sabía era
felino en caída con las garras gastadas
Y retozaba como
chihuahua alrededor de león tembleque
Y regalaba su
risa cantora y dábase por contar sus ansias y aficiones
Y de vez en
cuando un budín me preparaba al acabar la tarde.
Entonces vino
la madre, al punto sus ojos de águila vieron el peligro
Y se la llevó,
so pretexto llevarla a la fiesta de San Juan
La primera
fiesta para Sarita Morena como la llamaba
Oronda la madre,
brazo en ella, la presentaría a sus paisanos
A la juventud
pueblerina extasiada por su carne joven y fresca
Balarían esos
carneros presurosos dar, primero, la estocada
¡Quince días
de fiesta!, descorche de sidras viejas sidras tiernas.
¡Quince días de efervescencia!, suficiente a anidar en su
pecho
Llama nueva
y en su entraña simiente de gusano de
seda
Y volvería Sarita
Morena pero ya no sería la beata bella y prodigiosa.
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