El accidente de aviación de julio del 2009 en el que el vuelo 447 de Air France se esfumó en
el océano atlántico cuando se dirigía a París procedente de Rio de Janeiro, desapareció sin más,
aunque en la semana siguiente se encontraron los primeros restos, y tomó casi
dos años sacar las cajas negras del fondo marino. Pese al tiempo transcurrido
su recuperación fue clave para averiguar que había pasado con ese vuelo fatal
en donde una mezcla de fallas técnicas, una tormenta eléctrica y la negligencia del piloto
terminaron con la vida de 228 personas.
Las cajas negras
permitieron saber, por ejemplo, que
mientras la nave perdía paulatinamente
altura y el copiloto trataba sin éxito de sacar la nave de la turbulencia. Marc
Dubois, el comandante, se había ausentado de la cabina para hacer el amor con
una azafata.
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