sábado, 8 de noviembre de 2014

Trastadas de la memoria

Aquella mujer la vi solo una vez
Una sola vez en mi vida
La imagen de su talle no era lo más
Era, sí, su faz armoniosa
Los hoyuelos de su mejilla
Su mirada entre dulce y mansa
Al recordar, supuse, algo grato;
Su naricita rezongada
Como cuadro de la Gioconda.
Quedó su faz sellada en mi retina
Por los siglo de los siglos
Sin embargo, no tuve siquiera
Una cita con ella
Solo la vi una tarde mientras  estaba
Haciendo cola en la boletería de un teatro
-aun los tickets  no lo expedían-
Por lo que tuve largos minutos a observarla
Mientas ella, en el frontis,
Alguien,  obviamente, esperaba.

Dicen:
Uno tiene en el mundo su media naranja
Y, nosotros, sin saber fuimos ese par
Reservado, seguramente.
A pesar que a otras congéneres subyugué
En la senda turbia de mi existencia
Y las he olvidado, a todas, totalmente;
Sin embargo,  ella…
Ella siempre vuelve a mi sueño:
Deben ser trastadas  de la memoria.

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