domingo, 16 de noviembre de 2014

La mandarina


La mandarina

Aquel viejo ha intentado matarse varias veces
Último, colgándose del único árbol del jardín, un palto,
Pero al no hacer bien el nudo ha caído de bruces
Ganándose un buen golpe de rodilla, nada más.
Enésima vez que lo intenta infructuosamente.
Intenta la familia comunicarse con él pero no habla
Muestran sus ojos  el alto umbral del dolor
El humo de la vela le tizna el alma y su faz
Una piedra tiene en el pecho, por eso calla;
Tiene el pelo alambrado de martirio…

El doctor le dijo que si no quiere hablar, escriba
Y solo escribe Quiero irme.

En un hospital psiquiátrico la familia lo interna
Estando ahí, don Néspolo, como se llama
Una tarde oye a su vecino de sala renegar:
-¡Otra vez me has traído mandarinas!
¡Te he dicho que no me traigas más!
-¿Por qué?, pregunta su esposa.
-¡Porque tiene papas! ¡Vete, déjame en paz!
Y la mujer se despide y le dice, Mañana vendré.
Pero antes, la bolsa de mandarinas lo da a don Néspolo.

 -¡Sírvase, están ricas las mandarinas! , le dice con cariño.
Y don Néspolo responde:
-¡Muchas gracias  señora!
Es la primera vez que habla en dos años.

Al mes fallece el vecino pero esto no es impedimento 
Para que la finada y don Néspolo consoliden su amistad.

 (De la película De fosa en fosa)

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