De tus besos y caricias.
Hambre de sentarme y tomar tus hombros,
Retener tu frente y rozar tu pelo
Hasta cuando el negro sea blanco
Y cante el último grillo de la noche.
Hambre de hojear tu alma, doblar tus penas
Y ceñirte a mí hasta que olvides.Hambre de ser lo mismo que un sauce con la cresta tinta.
Lo mismo que la leña hasta tomarse roja.
Ser eso que tenemos en los bolsillos y que dejamos muerto.Las gotas y la miel en uno y mil convertidas,
Hasta cuando tengamos el aliento puesto en frio,
Hasta cuando dejemos las palabras muertas.
María Marian
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