Mi ciudad serrana tiene cristal en el cielo,
rayos robados en la retama
y cristales de rocío en la alfalfa.
Las gentes caminan cantando
y los ríos silban
todo el santo día.
Las tunas y las guindas se caen
de madura.
Y el picaflor se llena
de tumbo en tumbo el buche.
A mi ciudad serrana la hizo Dios
muy de mañana.
María Marian
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