Quiero escribir para el mundo, no para el pudiente que
con un viaje puede llegar al Perú sino para aquel infortunado en recursos busca un lugar distante, en la web, un amigo
que le muestre cómo es este país.
Cualquiera puede ser tentado a vislumbrar su interior
y escribir ¿Quién no ha tenido una
infancia? Todas nuestras vivencias se hallan en el lago, sumen ignoto, donde se
guarda todo lo que colapsará, sin duda, definitivamente, cuando muramos ¿Por
qué entonces no tratar de rescatar y estampar en un lienzo mientras podamos lo más recóndito?¿Para quién
va quedar?Para el que está acostumbrado vivir el presente es una capa gruesa de hielo y necesitaría un formón para obturarlo pero, hecho la abertura, por ella cogerá uno por uno sus recuerdos más distantes siempre en cuando se decida.
Muchos evocan oralmente pero ello se destina a los que le oyen. Escribir va más allá. Si vale la comparación, cuando varias personas ven una escena desgarradora en la calle, por ejemplo, un borracho tendido en el piso y una niña de ocho años –su hija- tratando levantarle y pedirle que regrese a casa. Todos cuanto observan se sobrecogen a la escena, se solidarizan y ayudan, incluso, con monedas o consejos a la niña . Después se olvidan del suceso pero, el inclinado a escribir, el escultor, el pintor que por casualidad haya pasado por ahí puede hacer un cuadro significativo y ello puede quedar a la posteridad.
Conseguido el hábito de escribir se puede visionar, incluso, lo que aún no ocurre y plasmarlo en el papel, o lo que ocurrió a otros hace un milenio y actualizarlo como propio, y muchas técnicas más.
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