lunes, 14 de julio de 2014

Panegíricos


Morir enterrado en el sótano de una iglesia se creía garantía de ir al cielo. Pero cuando la ciudad de Lima iba creciendo la población, los sótanos no de daban abasto entonces bajo la conducción  de Presbítero Maestro se inició la construcción del cementerio que hoy lleva su nombre, cementerio, cerca de  la Portada de Maravillas.
Visitándola, hoy, que es lo que hago cuando nada hay que hacer, sobre todo, familiarizándome con las futuras calles que no me cansaré  transitar de noche, se encuentra curiosos  panegíricos. En una se lee: 

¡Duerme! ¡Duerme! en el letal beleno
¡Oh! caro objeto de la esperanza mía;

 Y mientras duerme en eterno sueño
Tu esposa llorará de noche y de día

Sobre tu losa sepulcral y fría.

 

Otra, seguro, dirigido a un joven o adolecente:
 No había libado aun la copa impura del pecado y placer
 que el mundo brinda;
Rayaba en el confín que  deslinda la infancia feliz, de la juventud;
Más al tocar el Puerto  de la Vida el vicio mira, su peligro advierte,
Y vuela al cielo en alas de la muerte confiando su inocencia al ataúd

 Otra:
Bajo esta loza  fúnebre y sombría de filiales lágrimas
bañada de una mártir
al cielo, consagrada, duerme en sueño eternal
la Sombra Fría al soplo aleve de la Parca Impía.
 Con impulso violento fue segada la flor
 cuya corola perfumada de virtud,  cual diamante relucía.
¡Murió! Es verdad…
 Y de dolor profundo el pecho sus deudos dejó henchido
Más,  no lloréis por que al dejar el mundo
 En otro más hermoso ha florecido
La tierra es la mansión de los dolores
 y el cielo la pradera de las flores.

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