Morir enterrado en el sótano de una iglesia se creía garantía
de ir al cielo. Pero cuando la ciudad de Lima iba creciendo la población, los sótanos
no de daban abasto entonces bajo la conducción
de Presbítero Maestro se inició la construcción del cementerio que hoy
lleva su nombre, cementerio, cerca de la
Portada de Maravillas.
Visitándola, hoy, que es lo que hago cuando nada hay
que hacer, sobre todo, familiarizándome con las futuras calles que no me
cansaré transitar de noche, se encuentra
curiosos panegíricos. En una se lee:
¡Duerme! ¡Duerme!
en el letal beleno
¡Oh! caro
objeto de la esperanza mía;
Y mientras duerme en eterno sueño
Tu esposa
llorará de noche y de día
Sobre tu
losa sepulcral y fría.
Otra, seguro, dirigido a un joven o adolecente:
No había libado
aun la copa impura del pecado y placerque el mundo brinda;
Rayaba en el confín que deslinda la infancia feliz, de la juventud;
Más al tocar el Puerto de la Vida el vicio mira, su peligro advierte,
Y vuela al cielo en alas de la muerte confiando su inocencia al ataúd
bañada de una mártir
al cielo, consagrada, duerme en sueño eternal
la Sombra Fría al soplo aleve de la Parca Impía.
Con impulso violento fue segada la flor
cuya corola perfumada de virtud, cual diamante relucía.
¡Murió! Es verdad…
Y de dolor profundo el pecho sus deudos dejó henchido
Más, no lloréis por que al dejar el mundo
En otro más hermoso ha florecido
La tierra es la mansión de los dolores
y el cielo la pradera de las flores.
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