En este país las empresas de suministro de luz
eléctrica, de teléfonos están en manos privadas. La empresa del servicio de
agua y alcantarillado aun lo mantiene el estado pero las transaccionales
están a la expectativa para la
transferencia y los alfiles lobistas locales aguijonean al gobierno para que
ello sea posible.
El negocio,
actualmente, está en vender servicios. Si el estado diera la oportunidad de
construir a capitalistas pequeños nacionales
construir con su peculio y riesgo una pequeña empresa de tratamiento de agua y
deshechos o una mini hidroeléctrica y
administrar esos recursos como propios entonces, es posible, que los puntos de expansión
se vería a lo largo y ancho del país donde la provisión de agua potable no
llega, y el estado se vería con recursos de dinero para emplear en otra cosa.
Sin embargo, la ley matriz del estado no lo permite. Esos
proyectos hidroeléctricos solo serán llevados a cabo por el estado o concesionarlas a transnacionales.
Por eso el usuario de los servicios imprescindibles
bajo el monopolio de los mismos está sujeto a toda clase de abusos. No tiene
alternativa para escoger.
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