La palabra Amén como otras… es un plagio de la oriental Om solo que en el
católico más importante es el rezo, oración que muchas veces no se comprende y solo deja para el final el amén que significa algo así como sellar la oración bajo un compromiso de
creer bajo la fe.
En cambio para los budistas, por ejemplo, practicar el
Om tiene por un parte, al
dilatar la pronunciación Om, expulsar buena
porción del aire viciado de nuestros pulmones para luego renovar por uno fresco tonificando el organismo.
Conforme se va incrementando la rutina se convierte, además, un ejercicio espiritual que va despuntando, quitando, malos pensamientos vaciando el contenedor de detritos y dejarlo
limpio, libre, para la empresa que reiniciemos al momento siguiente.
Y esto es fácil de hacer sin uno adentrarse tanto a la doctrina
oriental. Si uno se siente preocupado en
demasía sugiero meterse a su cuarto, si está en el trabajo, en su oficina, o, por
último, en el baño y cerrar la puerta tras de sí, sentarse sobre un tapete
cruzando piernas a modelo de Buda, juntar las yemas de los dedos, cerrar los ojos y pronuncia Om repetidas veces expulsando a la vez, aire e ideas perniciosas . Se puede hallar cierta tranquilidad del
espíritu tras cinco o diez minutos de práctica.
Esto es más efectivo que rezar un rosario completo con el consabido amén.
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