Cuando te encuentres apesadumbrado, o en tensión,
acércate a un espejo, ¡mírate! cierra la boca
extiende los labios, has una mueca cualquiera,
ríete de lo que has hecho
y si te salta la risa a borbotones
ríete todo lo que quieras.
Luego, calmado di:
para todo hay solución, para todo hay solución;
el tiempo , en todo caso, se encargará
poner las cosas en su sitio.
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