sábado, 27 de octubre de 2012

La diva del bolero

Aquella mujer mayor, sin duda, no era nada significativa 
No tenia atributos en la cama y engalanaran recordarla
Pensó: Cuando Dios la amasó estuvo ese día con  mal pulso,
boca grande, labios muy delgados, pequeños ojos tinte a cieno
cejas mal enmarcadas invasiva a su frente estrecha
Al terminar el Hacedor espurreó su estilográfica en su cara
e hizo una lluvia de pecas, pensó, el joven Danfer:
La noche entera había transcurrido en entregas insalvables
que Karen Inmenso -así se llamaba-ofrecía resignada al joven
dignara hacerle el amor , dignara oírle su lamento.

Ya estaba vestida  pintándose sus largos labios en carmesí 
A la vez que a él apuraba levantarse Su cabello  negro cepillaba
empinando  su brassier  armónico al espejo, Danfer, le regaló
 un  beso volado por el cristal retrovisor.
La luz de la mañana porfiaba cruzar la cortina de la ventana
 y el joven Danfer  con sl cuerpo dilapidado en dulce batalla 
negaba levantarse, cabeceaba sobre sus manos cruzadas 
karen, con dulce fastidio tiró la frazada al piso apurándole 
Danfer tiritó de frío, se acuclillo como momia sin fardo
Obstinado quería decirle se vaya y él seguir durmiendo 
como solía despedir a otras pero a ésta, mayor, se cohibió 
Se agenció de la colcha y observaba a ver que hacía ella

Entonces se acercó Karen, se arrodilló sobre la frazada tirada 
apoyó sus brazos y su mentón sobre el borde de la cama 
abrió más sus ojos a gel transparente que reflejaba  luz  
Le escudriñó  a él un momento, dudaba recompensarle 
¡Cómo pudo equivocarse, pensó, bajo el manto de la noche
¡Si es tan niño para mi! Pero  le veía, ganoso y yo  débil

Labios en mutis, ojos desmesurados, sonrisa exigua
Echó su cabello lacio hacia el lado derecho de su hombro
Aguzó la mirada  a la vez que le alisaba su cabello castaño
y empezó a cantarle a Danfer con voz baja y trémula:

En un cuarto chiquito nuestro romance nació
         con lágrimas y sonrisasy el más sublime dolor
Sorprendido Danfer, al comienzo le pareció deletrear cada palabra
acentuando a cada uno el tono de la melodía que hacía conocida
En ese cuartito bonito vi la luz de la pasión
          y pensé que nunca, nunca olvidaría mi amor

Trataba ella, ahora, adivinar el impacto que le causaba a Danfer
                                                                                                                                                                                                     
       ahora solamente tengo la llave con que lo abría
         y pienso que todavía lo volveremos  abrir

Cómo quebraba la voz! Leña seca  al fuego Pa no ser olvidada
Trasmitía la voz a su corazón y parecía que se ahogaba
Pero no, al final, sabía llegar con la nota medida y debida
En ese cuartito dejé mi vida  y mi fé 
           y pienso que todavía lo volveremos  abrir
y tendré que ir a buscarla aunque no te encuentre en él
Para placer de Danfer volvió a repetir la estrofa y  hurgó  
de dónde provenía aquella melodiosa voz:
¿por  leve inflamación de sus  lóbulos a su nariz?
¿ por su anatomía laríngea cuya campanita observaba?
¿o, tal vez,  nacía en el fondo de su diafragma?
¿o, la conjunción de todo, o nada de ello
y estaba en la tristeza de sus fracasos sucesivos?

Encontraba las notas que quería y podía entonar a facilidad
 hacia dulzura con su voz  Y otra cosa reparó  Danfer:
cundía  nube en sus ojos como si pronto fuera a llorar;
que, al terminar, Danfer, la jaló hacia su lado y a la pregunta
 de ella: que le había parecido, le respondió con un beso
 Y dijo Danfer: sinceramente, Karen eres inmensa
quería aumentar su bondades pero ella le calló
¡Apurate! Tengo que ir a trabajar Ahora, sí, Danfer se levantó
con mucho ánimo quería saber mas de ella, quería seguirla
En la calle  quedaron  encontrarse de nuevo Se confió él
ella no volvió a la cita  y no supo mas de ella.

Un día  oyó la canción por la radio de la interprete mejicana 
María Victoria llamada Toña La Negra y lloro al oírla
De ahí en adelante fue fanático de la diva del bolero.

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