Estos fragmentos los escriboa medida que mi memoria me los proponeson como islotes de un archipiélagoquizás algún día se junten y formen un continente.
Entonces recuerda, el día aquél, lejano ya, cuando un grupo de niños, todos estudiantes de una escuela fiscal se acercaron a su casa y le dieron un regalo insólito: un puñado de lapiceros y una resmas de hojas blancas ¿Qué es esto? preguntó Ribeyro sor- prendido; y los niños , sonrientes, respondieron:
Papel y lapicero para que siga escribiendo.
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