martes, 23 de octubre de 2012

Celos

Aquella mañana fría de invierno entre el gentío que bajaba por la escalinata hacia el paradero de la vía rápida le vio descender.
Desiderio Blanco segundos antes le vio  pasar por su lado  disimulando leer un periódico y sintió  estremecimiento ver pasar al amante de su novia Pensó:
Este hombre saboreó las caricias de mi mujer Merece que le empuje del sardinel, a la vía rápida y un bus acoplado lleno de pasajeros le aplaste.
Aladino Chumacero  se llama,continuo juzgando, me lo dijo Orfelina Este Aladino, frotó su lámpara y abrió lo mío, el tesoro de mi Orfelina ¿Pero será èl? No me estaré confundiendo ? Y su diablo le dijo:
¡Es él! Es el único que ha salido de la clínica Tu mismo lo has visto 
salir La clínica no atiende a nadie ni hay pacientes, es clínica de consulta externa y hoy es domingo No hubo nadie excepto él.
Esperaba Aladino el bus que iba al sur de la ciudad El no le conocía Se puso Desiderio  atrás de él Era Aladino de contextura delgada aunque  talla similar a Desiderio, acicalado su vestimenta, cabello crespo, bien peinado, tez trigueña, faz enjuta ¿Qué habrá visto de bueno ella en él? ,tal ves, un atributo oculto, sopesó.
Entró al bus Le siguió Se sentó atrás de él y disimulado Desiderio Blanco, leyendo el periódico, estaba atento a su movimiento.  
No había  duda, pensó  Era el vigilante de la clínica donde trabajaba en turno de noche y donde en el cuarto que le servía de descanso introducía a  mi Orfelina,  a partir de las nueve de la noche cuando todos los consultorios de servicio externo terminaban su labor del día Continuó:
Luego la despedía y Orfelina llegaba a su casa, casi a las doce y
yo,  parado como un imbécil cerca a la puerta del edificio  le increpaba su tardanza y cada vez, Orfelina, me salia con una mentira diferente.
Entonces ella cambió de táctica -siguió conjeturando-  los domingos que no había atención en la clínica Aladino le franqueaba
la puerta, en la mañana ¡Y lo peor! Ella  decía a su mamá que  iba a misa conmigo y que,luego,  iríamos a pasear y almorzar en el centro
Como  lo dijo el domingo pasado  y se quedaron  juntos todo el día en el cuarto de el en una encerrona.
Todo esto lo sabia por confesión misma de Orfelina, ese mismo domingo negro que, luego de pasar el día con Aladino  pasó por mi casa  a eso de las seis de la tarde para que le llevara a tomar lonche e ir ,luego,al cine .
¡Que tal raza!, le rezondró Desiderio,   alterado y le descubrió la mentira -segun Desiderio-
 Le dijo a ella que había estado en su casa  todo el día esperándola y, testigos, dijo, incluso, eran sus hermanos
Tanto le  negaba Orfelina que Desiderio no creia que habia estado en casa de una amiga en un almuerzo que, por último , cansada de la obsesión de él, ella reconoció y aceptó haber estado con Aladino
¡Que quieres...! Tanto me celas con él ¡Ya pues, me dejé seducir!dijo Orfelina molesta y le dejó.

En casi una hora de trayecto en el bus articulado  Desiderio Blanco  tuvo  duda  encararle ahí mismo ¿cobardia? Esto lo puedo hacer cualquier otro día, pensó, Hoy quiero saber dónde vive No solo tendrá ese cuarto como nido de amor: y en su casa, tal vez, otro día, les caiga infraganti.
Cuando se bajó del bus Aladino tomó una calle transversal a la troncal ascendiendo a una ensenada de calles de tierra y casas pobres  Desiderio Blanco le seguía a buena distancia
Aladino se detuvo a mitad de la siguiente calle
 en una casa de un piso pintado  celeste donde en la vereda un niño que jugaba a las bolas con otros niños  al percatarse su precencia  se abalanzó a sus brazos y juntos se metieron a la casa y cerraron la puerta.
Aja!, o sea,  tiene un hijo ¿No lo sabrá Orfelina?, se preguntó.
Llegó a la esquina a comprar otro periódico y desde ahí tomando una gaseosa  se puso a curiosear el entorno sin perder la mirada  la casa de un piso color celeste.
Las mejores casas estaba  al borde de la troncal, en cambio, conforme se ascendía  eran rusticas y pobres
Subían y bajaban mototaxistas desde la parte alta de la ensenada hasta la troncal descargando y recogiendo pasajeros y levantaban polvo al traquetear que cubría a los muchachos que jugaban a la pelota en la amplia calle de polvo
También había un mercadillo ,en la berma central,  carretas informales donde  vendedores precarios ofrecían víveres  para las vecinas, condimentos, verduras y tubérculos
No paso mucho tiempo cuando se abrió la puerta y salió una mujer  hacer su compra para el almuerzo Llevaba una canasta de mimbre, Entonces las cosas sucedieron abruptamente:
-Perdone señora, le intervino Desiderio Blanco  ¿Usted no es la esposa de Aladino Chumacero?
- Si
- Su esposo ¿no trabaja de vigilante en la clínica San Marcos?
- Si ¿Que pasa? Dígame de una vez, se puso eufórica  la señora
Allí debió callar Desiderio Era una mujer histérica Pero continuó, su diablo le permitió:
- Su esposo ¿no le dijo que tenía que trabajar  todo el día domingo pasado?
- ¡Si pero, dígame de una vez que pasa!
-  Su esposo le engaña con mi mujer Ese domingo se quedaron
juntos!
- ¡Qué!
- Si señora, me apena decirlo
- Y cómo usted ¿no controla a su mujer?
- En realidad, es mi novia
- Total ¿su mujer o su novia? ¡No me venga con cojudeces!
La mujer no aceptó mas explicaciones y regresó a su casa contrariada.
- ¡Señora espere...!

No paso muchos minutos cuando un camión de  bombero
se acercó a la casa de un piso color celeste
y sacó en camilla a un hombre
Desiderio Blanco no se acercó pero el chisme llegó a él :
le habían vaciado la zona genital a Aladino  Chumacero
con la olla de agua hervida.


Por la tarde, otra vez, llegó a su casa Orfelina sonriente y ávida de hacer las paces
-Entonces no era cierto que te encamaste con el vigilante
-No ¡que va! Nunca.. ¡que va!
-Lo que me confesaste...
-Pura mentira.

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