jueves, 25 de octubre de 2012

El vecino Mondragón

Primer domingo hueco, vacío, espinoso
que soporta la familia Mondragón
donde el jerarca tuvo el impensado desliz
echarse a la cama una rato y no levantarse más.
El bulldog camina nervioso en la azotea
No está su amo que solía sacarlo a pasear.

Apoyado en las jamba de la puerta-escalera
su hijo, de trece años,  manos en los bolsillos
quiere ocultar la mirada a la calle desierta
No soporta verlo así un domingo  sin su  padre
Un viento raro trepida las hojas del palto ¿será él?
Sus amigos, incluyendo  mi hijo, su con-tiempo, 
no se allegan a su casa respetando el duelo,
o, visionarlo en short, sandalias, su espíritu.

Su hijo de trece años,  manos en los bolsillos
No le verá más podar  el jardín de su frontis,
temprano,  domingo, y  quitar la hojarasca
oyendo su radio sobre un banco a volumen alto 
puesto su polera de su equipo Alianza Lima.  
                       
No le verá preparando la fuente de ceviche:
ají limo, jugo de  limón macerando los filetes; 
y llamar-  e invitar- a sus amigos de la cuadra;
y jugar en la misma calle, un partidito de fútbol
luego hacian la chanchita por unas cuantas  cervezas
entre algazara y ocurrencias se les iba el  día domingo

Su hijo de trece añós manos en los bolsillos
 Quiere ocultar la mirada a la calle desierta
patea con fuerza un guijarro por la tapia
y sube a la azotea a callar a su perro

Por la puerta principal de la sala vese también
a la joven viuda con sus  hijas gemelas
compartiendo el desayuno amargo sin él
La cabecera de la mesa, la silla del padre vacía 
y una de sus hijas, recién casada, no se explica
 ni hay consuelo en su corazón joven
cómo en la primer domingo de visita 
como flamante señora , a su ex casa,
tenga  el infortunio ver perder a  su padre
                       las otras ven el porvenir  como su rebujo oscuro

La segunda planta de la casa pintaba Mondragón
justamente la mañana del infeliz percance
como si presagiara faltara más compartimientos 
 para albergar un acontecimiento grande, el suyo

Entonces le llegaron los vecinos de siempre
trajeron pescado, condimentos,  pero él dijo:
Me duele un poco la cabeza voy a descansar un rato
a ver si puedes aderezar los filetes de corvina,
comisionó a  Juan su vecino más querido,
dejó  balde, brocha y se echó,  y no despertó más.

La segunda planta  todavía  está por terminar
tabiques de paredes desnudas sin ventanas se ven
Habían encofrado   el techo hace poco y en un pedestal
hay una cruz atada con  flores, ya marchitas , y cuelga
además, una botella de champang fracturada 
Se le oyó comentar en el matrimonio reciente de su hija
que no veía la hora revestir el piso alto y dejarlo a punto
para que su hija se venga a vivir con su flamante yerno.

Muchos amigos y compañeros de trabajo en el velorio
la salita del piso bajo no se daba abasto
en la calle apostaron coronas arreglos florales
y muchos carros estacionados alrededor de la manzana


Pero hoy domingo están las mujeres solas
abrazadas en el mueble-sofá de la sala
ensimismadas mirando la puerta de la sala
 como si de repente irrumpiera  su franca alegría.

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