Primer domingo hueco, vacío, espinoso
que soporta la familia Mondragón
donde el jerarca tuvo el impensado desliz
echarse a la cama una rato y no levantarse más.
El bulldog camina nervioso en la azotea
No está su amo que solía sacarlo a pasear.
Apoyado en las jamba de la puerta-escalera
su hijo, de trece años, manos en los bolsillos
quiere ocultar la mirada a la calle desierta
No soporta verlo así un domingo sin su padre
Un viento raro trepida las hojas del palto ¿será él?
Sus amigos, incluyendo mi hijo, su con-tiempo,
no se allegan a su casa respetando el duelo,
o, visionarlo en short, sandalias, su espíritu.
Su hijo de trece años, manos en los bolsillos
No le verá más podar el jardín de su frontis,
temprano, domingo, y quitar la hojarasca
oyendo su radio sobre un banco a volumen alto
puesto su polera de su equipo Alianza Lima.
No le verá preparando la fuente de ceviche:
ají limo, jugo de limón macerando los filetes;
y llamar- e invitar- a sus amigos de la cuadra;
y jugar en la misma calle, un partidito de fútbol
luego hacian la chanchita por unas cuantas cervezas
entre algazara y ocurrencias se les iba el día domingo
Su hijo de trece añós manos en los bolsillos
Quiere ocultar la mirada a la calle desierta
patea con fuerza un guijarro por la tapia
y sube a la azotea a callar a su perro
Por la puerta principal de la sala vese también
a la joven viuda con sus hijas gemelas
compartiendo el desayuno amargo sin él
La cabecera de la mesa, la silla del padre vacía
y una de sus hijas, recién casada, no se explica
ni hay consuelo en su corazón joven
cómo en la primer domingo de visita
como flamante señora , a su ex casa,
tenga el infortunio ver perder a su padre
las otras ven el porvenir como su rebujo oscuro
La segunda planta de la casa pintaba Mondragón
justamente la mañana del infeliz percance
como si presagiara faltara más compartimientos
para albergar un acontecimiento grande, el suyo
Entonces le llegaron los vecinos de siempre
trajeron pescado, condimentos, pero él dijo:
Me duele un poco la cabeza voy a descansar un rato
a ver si puedes aderezar los filetes de corvina,
comisionó a Juan su vecino más querido,
dejó balde, brocha y se echó, y no despertó más.
La segunda planta todavía está por terminar
tabiques de paredes desnudas sin ventanas se ven
Habían encofrado el techo hace poco y en un pedestal
hay una cruz atada con flores, ya marchitas , y cuelga
además, una botella de champang fracturada
Se le oyó comentar en el matrimonio reciente de su hija
que no veía la hora revestir el piso alto y dejarlo a punto
para que su hija se venga a vivir con su flamante yerno.
Muchos amigos y compañeros de trabajo en el velorio
la salita del piso bajo no se daba abasto
en la calle apostaron coronas arreglos florales
y muchos carros estacionados alrededor de la manzana
Pero hoy domingo están las mujeres solas
abrazadas en el mueble-sofá de la sala
ensimismadas mirando la puerta de la sala
como si de repente irrumpiera su franca alegría.
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