miércoles, 3 de octubre de 2012

El robo


Me habían robado diez sillas del frontis de mi negocio
Sillas blancas, sin brazo, para eventos  Estaban atadas
 y  tenía un empleado cuidándolas a quién distrajeron
Los vecinos se acercaron y preguntaban Cómo fue
Les digo: Estaba atendiendo a otras personas en el mostrador
Ah! esos son sus compinches, dicen
Hago memoria  quiénes eran, no parecían delicuentes
Cuantas sillas fueron, pregunta otro
Cinco, afirmo, sabiendo  exactamente que eran ocho
Luego, que se fueron los curiosos vecinos
(vienen averiguar pero no son amigos de velar por uno)
prodigando palabras huecas de resignación, me pregunto:
Porqué aminoro la cantidad? Será menos el dolor? Será mas
perdonable la torpeza?
Cuando vi desatado el cabo de la soga, al punto, salí
 a buscar por las calles aledañas a los ladrones Nada
Parecía que tomaron un taxi, o vinieron premeditado con movilidad
Dije luego,
Me malograron el día, Tenia proyectado, luego de cerrar el negocio,
 ir a visitar a mis padres Ahora dudada en ir
Después de un par de  horas, rectifico:
 Iré a ver a mis padres Voy hacer el esfuerzo  vencer el
momento desagradable
Pero no les voy a contar el hecho para no afligirles
Son ocho dolares cada silla
Me hubiese servido  paliar los gastos de casa, algunos días
Qué se va hacer! Estoy en  zona infestada de delicuentes,
a pesar, es el centro de abasto mas grande de Lima
 Aunque el latrocinio existe en cualquier lugar
Paladear,saboreo, el sino  del comerciante :
trabajar para los amigos de lo ajeno Y volverá a suceder.
 No será mañana No será este año que se acaba
Pero sí volverá a suceder
Qué se puede hacer! Resignarse a la suerte que uno ha escogido
Consuelo: Hasta a los bancos roban
 No podemos tener diez ojos para estar pendientes de  cada movimiento
(no es peregrino comprobar que los servicios de seguridad,
las filmadoras de control,  video-vigilancia, están en auge)
Solo  debo tratar  la frecuencia sea  espaciosa Otro consuelo
Por lo menos físicamente estoy bien
Esta pérdida, mas bien, me obliga a no gastar en frivolidades
por un buen tiempo -y en general, para siempre debería ser-
 Pero qué frivolidad! reclamo No voy a tragamonedas,
 a carreras de caballo, no chupo, no.. pero pronto callo, sí que las hay
Por la tarde,  mas tranquilo, sentado, sorbiendo mi café
miro a los transeúntes con un desplante  indefinido
 bebo, a  mi manera, el trago amargo por última vez, y digo:
No me van a  robar la paz del espíritu, el equilibro emocional
 Es una prueba que me pone el destino
para evaluar cómo va mi carácter.
Iré a visitar a mis padres!

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