Nació 1918. En 1964 llegó a la prisión de Robben Island
frente a la Ciudad del Cabo donde los
primeros 9 años la pasó en una prisión
como un nicho o cubil de una fiera. Solo podía escribir 2 cartas por año.
Nelson Mandela nunca
había compartido la idea de África para los africanos. A comienzo fue de
la idea de vencer al régimen racista, los blancos, que pregonaban el apartheid (proclamada
por su progenitor intelectual el sociólogo Hendrik Verword en 1948 y cuyos dos últimos mandatarios
fueron Botha y Deklerk, con quienes Nelson Mandela salía de la prisión a tomar té civilizadamente) mediante acciones
armadas de sabotaje, violencia y para ello formó un comando llamado Umkhonto We Sizwe que
enviaba jóvenes a Cuba, China Popular, Corea del Norte
o Alemania Oriental.
Pero estando en la cárcel cambió, buscaba una
negociación con los dirigentes de minoría blanca, el 12 por ciento del país, los Afrikaans, y
pensaba que la convivencia entre las dos comunidades era posible y necesaria.
Nelson Mandela libre, ganó las elecciones en Sudáfrica
y en ves de entornillarse en el poder se
retiró y fue a parar sus últimos años en
la aldea indígena de donde era oriundo su familia.
Nelson Mandela es el ejemplo que la política no
siempre es sucia sino una actitud que también puede mejorar la
vida, reemplazar el fanatismo por la tolerancia, el odio por la solidaridad, la injusticia por la justicia, el egoísmo por el bien común y que hoy
políticos como el estado sudafricano
dejan su país mucho mejor como lo encontraron.
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