viernes, 1 de noviembre de 2013

La espiritualidad de las cosas


"Me costaba entenderlo antes. Incluso de adulto. Hasta que leí algo muy interesante sobre  que todo lo visible es solo el resplandor de algo invisible muchísimo más grande. Ese es el fundamento de Dios y el Universo. Un bosque no es puramente un bosque, es la manifestación de muchas cosas no visibles como el óxigeno, los rayos solares, el agua y los minerales de la tierra. Todo eso de manera orquestada se une y produce  vegetación. Este bosque entonces es solo el resplandor de otro evento natural invisible y gigantesco. Hay entonces fuerzas imperceptibles en apariencia que se manifiestan finalmente en la cosas Es decir, una pareja sin amor luce muy diferente  si hay enamoramiento. Ese ingrediente llamado amor hace todo distinto a pesar de los mismos elemento: un hombre y una mujer. Entonces, podemos asumir, sin caer en fanatismos que todo objeto vivo o inerte depende de otros elementos invisibles para lograr como tal…. Un ejemplo simple de esto es el caso de los bebes. Hasta los más llorones se tranquilizan cuando lo sacas en coche a pasear a la calle. No ocurre lo mismo si los sacas a pasear a un centro comercial que emule una calle de forma artificial. Son otra vibraciones En una calle real corren otra realidades que no se pueden explicar…Un niño se divierte mucho más con herramientas de verdad que con su versión de juguete. Si ven una llave inglesa, una brújula o una guitarra caerán fascinados ante estos objetos mucho más que si les damos versiones de juguetes de los mismos…
Todo aparato por más complejo que sea termina en un enchufe a la pared o conexión  a alguna batería con dos simples terminales: positivo y negativo, Sea una máquina de pinball, una lap top o un horno microonda. El universo es igual, está regido por dos fuerzas madres. La constructiva y la destructiva Ambas, en todas sus millones de combinaciones rigen el multifacético  comportamiento del universo. Eso incluye al hombre,…Somos finalmente binarios, lo que hacemos en la vida es o constructivo o destructivo, no hay mas… lo conveniente  y lo que no. Si aceptamos la espiritualidad de la cosas  entonces empezaremos a entender que no somos tan independiente como creemos. Hay intrínsecamente  una dosis de destructividad en nosotros derivada de la negatividad del cosmos. Esta destructividad se manifiesta en  los deseos. Por lo tanto no todo lo que lo que deseamos es beneficioso.
 Porque llega un punto en que creemos que nos hartamos de nosotros mismos, cuando en verdad nos hartamos de desear tonterías".


Pedro Suárez-Vertiz/Somos/El Comercio

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