Cuando el súbdito habla con el rey y le reporta el buen año de la cosecha y pagados los impuestos a su señoría, éste le dice que a cambio le pida
cualquier cosa que él lo complacería.
El súbdito dice, Quiero
cien azotes.
-¿Cómo? Yo quiero
premiarte, no azotarte.
-Usted me dijo que le pidiera
cualquier cosa.
-Bueno gustos son gustos, se resignó el rey y mandó la orden.
Y cuando el azoto iba por
los cincuenta reparó el súbdito y dijo:
-¡Quiero que los otros
cincuenta se lo propinen al Chambelán! Porque él me exigió que lo que yo pidiere al rey a él
le tocaba la mitad.
(Este acto de corrupción data del año 1000)
(1) postergando
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