Había un sacerdote chino que curaba
a un niño en una casa. En eso
llegó un tío y preguntó al hermano, dueño
de la casa, ¿Quién es?
- Un sacerdote, respondió
-¿Tú crees eso? ¡bah! espetó ¡Eso es mentira! Y dirigiéndose al sacerdote le dijo:
-¿Qué haces engañando a mi hermano?
El sacerdote calló, observó y luego con las manos le hizo el
mudra.
Luego de un momento al impertinente le dio escalofrío, le bajo la presión.¿Porqué
hablas mal de mi arte? le pregunto el sacerdote. Pero el inoportuno de dolor
se quejaba. Un hilo de voz decía,
Me muero
El sacerdote solo quería darle una
lección Lo revivió pero le advirtió que
no se burlara, otra vez, de su arte.
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