Gracias a una técnica que sustituía el ADN defectuoso
en el óvulo de una madre (por provenir de un familiar con enfermedades
hereditarias, sobre todo enfermedades
mitocondriales) con el material de un óvulo de un donante sano se quitaría la
yema de un huevo y lo sustituiría por la yema de otro. La modificación no
afectaría el ADN fundamental que
determina los rasgos personales como las faciales y el color de los ojos.
El experimento
aun no es legal, los diputados del reino unido debatirán su reglamento a
finales del 2016.
Sería, de aprobarse, un punto de inflexión en la ética
hacia los bebes probeta, acercaría a la humanidad a las llamados bebes de diseño
o bebes a la carta.
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