Alfredo Inca Roca, de 66 años es su verdadero nombre,
desciende de la nobleza inca.
Volvía escenificar al
Inca después de varios años en dos horas de escena en idioma quechua
que pronunciaba con un sonido magnánimo y hermoso.
Basaba su
interpretación en un guión del año 1944 y que se respetaba hasta hoy.
Con su séquito real, con su esposa La Coya con quien después de la función se harían
tomar fotos
por la ingente cantidad de turistas venidos de todo el
mundo en El koricancha, en la Plaza de armas…
Alfredo Inca Roca señala en
la explanada del Sacsayhuaman, cabeza de la ciudad puma con su brazo extendido hacia los Cuatro Suyos (cuatro regiones del imperio, llegaba hasta
Colombia en el norte y hasta Chile en el
sur: El Anti suyo, Colla Suyo,
Chincha Suyo y Conti Suyo ) Pero sabe que muy cerca, en el cerro Suchuna
se escenifica otra paralela para
el grueso de los cuzqueños donde hay mas calor humano por su informalidad
y su feria de ambulantes.
Esperaba, ahora, que sol cambiara como en el 2005 que en plena ceremonia tocó una lluvia fortísima
y él, Inca ,
dueño de las voluntades invocó al Inti,
al taitita padre sol, a los apus para que la fuerza de la naturaleza
cambiara…
Y, entonces,
aquella ves, se despejó el cielo y apareció
el arco iris y los pájaros comenzaron a
volar por su cabeza bajo el sonido de
los pututos y el embeleso del gentío.
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