sábado, 1 de marzo de 2014

La tía y la prima al hilo


Mario Vargas Llosa, nuestro premio novel, tuvo una relación familiar un poco peculiar, un poco novelesca que él explotó, después,  en alguna novela y alguna obra de teatro.
Hijo de Andrés Vargas y Dora Llosa. Por parte del padre es poco relevante solo que  ante la pendencia entre ambos generará en Mario desde niño un carácter contestarlo y de rebeldía, caracteres que lo ha manifestado en toda su vida tanto familiar como política (no consiente  autoridad abusiva y vertical)
 Es por el lado de la madre, con mejor posición económica y arraigo aristocrático de provincia en comparación a su padre  donde se va manifestar, primero,  sentimentalmente, el carácter turbulento del joven Mario.
Mario nació en 1936. Su papá Andrés no se llevó bien desde un comienzo con la familia arequipeña o, ésta, es más probable, no le aceptaron  por lo que  abandonó Andrés a Dora con el hijo recién nacido.
Dora,   tenía como hermano a Lucho Llosa quién se casó con una dama boliviana: Olga Urquisi,  con quién, después, tuvo dos hijas Wanda y Patricia. Y  el tío Lucho habiendo planeado hacer su vida en Bolivia de donde era su mujer se inquietó dejar sola a su hermana Dora con un hijo, sin marido, por lo que optó llevársela consigo. (O, desde Bolivia mandó por ella) Se trasladaron a Cochabamba donde Mario vivió hasta la edad de 10 años.  
En 1946 regresó Dora  al Perú, específicamente a Piura (año que nació Patricia) Seguramente Andrés por teléfono o carta pedía una segunda oportunidad a Dora para rehacer sus vidas En Piura es Donde Mario niño se entrevista con su padre a quien había considerado muerto.
Adolecente Mario tenía ya inclinación a escribir pero un día su padre le atajó y le dijo sin prolegómenos: ¡Escribir  poemitas es para maricas! De ahí nació ese disgusto eterno con su padre que estaba pronto aflorar ya que   diez años de niño obvio aquél aportar  cariño a su hijo.
En 1955 llega a casa de los Vargas- Llosa en Arequipa Julia Urquiza hermana de Olga, su tía, quien tenia 32 años.  Se enamoraron, más, por los regodeos del joven que de Julia que estando ésta en casa alojada y siendo mayor de edad que el joven es difícil pensar que correspondiera  dar mal pago a la familia que le alojaba. Ernesto, su padre, al enterarse de  los flirt  amorosos que su hijo prodigaba a la tía  le amenazó con “matarlo como un perro” si la relación iba a más.
Pero Mario, empinado, habiendo ya perdido respeto a su padre  hacía tiempo, no le importó la amenaza sino, más bien, atizó más la hoguera y se la llevó a la tía a Lima donde se casaron contra las recomendaciones , ahora, de toda la familia de Arequipa y de Lima.
Pero,  incluso en Lima asiéndole insoportable su permanencia  aprovecha en 1957 irse a París a vivir con su mujer al ganar una beca. Al empezar en París, la vida le fue dura (según entrevista de Leila Gerreiro, La República, Lima, 15 set de 2013) Descargó  camiones de carne  y verduras en los mercado Les Halles, recogía periódicos viejos por las casas para venderlos hasta que alcanzó una plaza como reportero de france press.  Pero en paralelo escribía y en 1963 publicó La ciudad y los perros
Por esos años, Patricia  había ido a París a estudiar y como  su tío tenia un departamento le solicitó que le alojara en su casa y, a mi modo de ver, sin intención de ella de crear problemas sino, otra vez,  al desvarío de Mario que gustaba hacer lo que  quería :  se enamora de la sobrina –promete los pormenores, Vargas Llosa, contar en otro libro- y Patricia por evitar  contrariedad mayor regresa a Lima. Cuenta ella:
Yo tenia 16 años, mi hermana  Wanda 17. Llegamos a Paris para estudiar francés y nos alojamos en la casa de Mario. Nos llevaba a conocer París, a museos,  espectáculos… Un día me dijo: estoy enamorado de ti, y yo, presto, le dije ¡Cállate idiota! 
Wanda murió en un accidente de tránsito. Patricia regresa a Lima pero Mario le seguía mandando cartas de amor desde Francia  hasta que la situación fue insoportable entre Mario y  Julia Urquiza , ésta enterándose el engaño opta separarse (o tal vez, porque en 16 años de convivencia no pudieron tener un hijo)  Luego Patricia y Mario al ver el campo desminado se casaron y vivieron en París.
“Todos  nos reunimos-dice ahora Mario-  una vez al año en algún lugar del mundo y sin falta en el Perú, en diciembre”. Por todos se refiere a Álvaro, Gonzalo y Morgana, sus hijos y  sus respectivas familias”

A su vejez dice “El rencor con mi padre  desapareció hace tiempo pero el cariño es imposible” (su padre murió en 1979).

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