viernes, 21 de marzo de 2014

Sociabilidad de a dos








El hijo, joven y fuerte pero inmaduro emocionalmente y socialmente violenta con su fuerza o se provee de un arma que por mala suerte está cerca al lugar del hecho y atenta contra su padre porque, en esa ofuscación, no hay nada que se lo impida.
Voy a esto último: nada significante, ni un recuerdo que de niño haya vivido con su padre que le impida detenerse antes de faltar o  cometer un …cido. En cambio, cuando el padre a su hijo de  niño le prodigó ( aparte de las provisiones de ropa, comida , techo , estudio)  una parte de su tiempo en una convivencia    singular, en  una sociabilidad de a dos,  se me viene al recuerdo, como ejemplo, cuando un contemporáneo mío me contó el afecto que le tuvo a su padre se derivó de un hecho que nunca se le olvidó: resulta, contó, que cuando tenía diez años vivía en la ciudad de Iquitos y un día decidieron salir al monte, a la selva,  donde su papá vivió adolecente y joven  Se internaron  en la selva y, ambos, padre hijo, pasaron varios días alimentándose ,incluso ,de  frutos silvestres y de animales pequeños que iban cazando, vadearon un   rio ,   confeccionaron una choza con techo de hojas de palmera y pasaron el  aguacero apretado de la noche.
Esto y muchos detalles más que me contó, dijo,  nunca lo  había visto, oído y sentido.
Si le hubiese preguntado: si alguna vez atentó contra su padre  me hubiese calificado  tirado de los pelos y no merecedor de la confidencia que me había hecho.
Hoy, se ve muchos atentados contra el padre, contra la madre,   en las noticias policiales. Cuando se lee el perfil de la familia, incluso, se dan en  estratos  no  pobres, tienen  comodidades.  Pero estoy seguro que no  habido  sociabilidad intima  y que sus hijos han  sido criado como  burbujas personales que viven en la casa pero están en otro mundo: con los juegos  interminables en la computadora,y  las chicas chateando con el celular inteligente, comunicándose con el mundo pero no con su casa. Y de pronto, rápidamente, ya no son niños sino jóvenes y fuertes, y ante cualquier rose o reprimenda del padre o madre al hijo o hija, estos reaccionan de muy mala manera. Casos hay muchos.

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