Del libro La puerta del cielo por Eben Alexander:
El 10 de nov. de 2008 tras ser declarado clínicamente
muerto por una meningitis bacteriana el doctor Eben Alexander estuvo
muerto durante siete días. Doctor de medicina de la Escuela de Harvard. Regresó
del más allá. Dijo: El cielo es real, con la muerte no se acaba todo. Durante
esos días levitaba por encima de mis colegas médicos. Descubrí el amor más grande que jamás ha sentido.
1º Sumido en una oscuridad profunda, cuenta, bautizó como reino de la perspectiva del
gusano.
2º Apareció una
luz que iba raleando la oscuridad, esa luz lo dirigió a una puerta:
y tras ella vio un lugar parecido a la tierra pero no lo era. Observaba desde
el ala de una bellla y gigantesca mariposa acompañado de una mujer de cabellos dorados y
ojos azules que le hablaba sin abrir la
boca.
El mal es necesario, dice Eben Alexander, porque sin él, el libre albedrio
sería imposible y no habría crecimiento,
avance, ni posibilidad alguna de que nos convirtamos en aquello que Dios quiere
que lleguemos a ser.
Dejó perplejo a
la ciencia porque según ésta durante la
paralización de la actividad cerebral no puede haber ningún tipo de recuerdo,
sueño o conciencia. El cerebro bloquea nuestro acceso al conocimiento de otros mundos para protegernos como un sol que impide que veamos
las estrellas durante el día.
No fue una
alucinación, dice, no fue un sueño, sucedió
fuera del universo físico, fuera de mi cerebro.
Fuimos engañados y creímos que la ciencia podría explicarlo
todo pero no la conciencia. Antes, ésta pertenecía
al cerebro pero hoy con lo dicho por
Eben Alexander la conciencia contiene al cerebro.
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