Se me ocurrió enseñar el ajedrez a mi hijo último,
enseñar movimientos del rey, la reina y demás trebejos
A resultas que en pocas semanas
él, ya le ganaba a sus hermanos mayores
Una noche al volver del trabajo me retó al juego
Le jugué y me hizo difícil ganarle
y en la siguiente partida me hizo sofocar hasta llegar,
yo, a un zeitnot,, agotamiento mental,
que el aprovecho y me ganó
Tal fue su alborozo que lo cantó a todos en casa
"gané a mi papá...gané a mi papá!"
No quepaba en su corazoncillo su alegría
De ahí en adelante me ganaba,
entonces, tuve que repasar mi libro
101 Jugadas Magistrales de Ajedrez
para poder vencerlo, pero lo que no debí
es haberle ganado consecutivamente
Le quitó las ganas y pateó el tablero.
Coralario: a veces hay que dejarse vencer
(Ahora lo difícil es volverlo a incitar
No quiere saber nada de ajedrez)
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