sábado, 26 de mayo de 2012

Un auto incrustado

Tras robar un auto marca tauros salió de plan con su enamorada
Cerca de medianoche, luego de cenar, lo estaciono cerca al acantilado,
malecón de la Costa Verde en Lima donde las parejas, de noche,
saludan con los pies por las ventanillas, lugar donde hacen el amor
En efecto, lo hacían, cuando el auto se desenganchó
y comenzó a rodar sin control al abismo
Iba por un terral inclinado donde bañistas o pescadores cortan camino
para bajar la abrupta pendiente -camino de zorro- a la playa
La atractiva muchacha en paños menores gritó, se desprendió de caricias
 y tuvo agallas para tirarse del carro y salvarse
El hombre se repuso y antes que terminara el tablero
tomó el timón y logro frenar el carro, justamente, en un mascarón de piedra
cuando ya una rueda giraba al vacío Aun así el carro quedó intacto,
clavado al pectoral del acantilado -¿cactus columnar?- El sujeto pudo escapar
Tres días  que la grúa policial no lo podía sacar so pena que una mala maniobra
terminase mandándolo al fondo del abismo.
Un turista que paseaba por la vía evitamiento, autopista pegado a la playa dijo:
"Yo que conozco muchos países, nunca he visto auto incrustado en un precipicio
 dando frente al mar, en lugar de rescatarlo deberían dejarlo ahí,
sería una atracción turística".

( adaptado crónica policial)

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