Si no tuviera la prisa que el deber me obligaba -al revés-
despertaría temprano, cuatro a.m., para leer algún libro
que había podido acopiar desde joven,
la mayoría, usado, comprado en bazar suelo
Cansado de leer, a eso de las ocho, refregándome los ojos,
ahora sí, me levantaría, ducharía, acicalaría
e iría a comprar periódico, panes, una palta o un tamal
o docientos gramos de jamón inglés y un poco de café caracolillo
Preparìa Se supone no tendría mujer e hijos, motivos del deber
El periódico me pondría repasar con mi cuaderno de notas al lado,
anotar, así, mis impresiones diarias
A las diez, mas o menos, iría hacer algunos movimientos comerciales ,
algún pequeño recurseo como vender dólares,
invertir en la Bolsa -si tuviera mayor recurso ¿porqué no
si no tendría carga del deber?-
O comprar alguna merca escasa y colocar en otro punto de venta
obteniendo por ello comisión que sostendría mi discreta vida
Consultaría a eso de las cinco de la tarde mi guía de ocio:
asistir alguna charla educativa, conferencia
visita algún museo o, simplemente, una película buena ver
En todo caso, en un curso de informática matricularme
o un curso de taller, de danza, piano ¡qué sé yo!
Cenaría de noche en la calle, y volvería a la casa
pondríame a escribir, ordenar mis cuadernos
transcribir de mi libreta -lo esbozado en pocas lineas
para ampliar Dos horas cuando menos
Ahora si, de noche, recogería me en el sillón en la salita aledaña
prendería la tv por cable, noticias internacionales escucharía
o algún reportaje en el canal Discovery o National Geografic
hasta que el sueño me venciera
No era tan malo vivir solo
Haber conocido la miel ¿ tanto no es el pago por ello ?
Yendo con el deber en la espalda
ataba las manos por su pervivir
¿acaso no me eximo asistir a tantos eventos?
A quién le importa mi reclamo?¡ a nadie!
¿porqué no diagramé, antes mi vida?
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