En la calle Los Nísperos de una de las urbanizaciones que rodea la ciudad vivía en el jardín de una casa un oso hormiguero llamado Bombón que se encaramaba al molle, árbol siempre verde de la finca, y era el entretenimiento de los vecinos, sobre todo, de los escolares que al salir de clase pasaban por la verja del jardín para verlo, y si tenían suerte, ver sus malabares
Su dueño era comerciante de madera que continuamente viajaba a la selva En uno de ellos, lo había traído muy pequeño y con el cariño que le habían tenido en casa había crecido sano y robusto
Una mañanea llegó la Policia Ecológica con su furgón para la incautación del animal
Seguramente por la llamada telefónica de alguna vecina envidiosa, porque el vecino en cuestión tenia, además, bonita casa producto de su esmerado trabajo
Fue recogido el animal con el pretexto de volverlo a su hábitat.
El dueño no se inmutó, en el fondo también quería deshacerse del animal, le arruinaba el jardín escarbando en busca de hormigas y termitas
Los que si protestaron fueron los niños, hijos del maderero, que se habían acostumbrado al animal y no querían que se lo llevasen (se veía en el reportaje de la televisión)
Fue la inspectora de la institución , con palabras bondadosas dijo que le llevarían a un parque en donde
iba a estar con otros ositos y al cuidado de médicos veterinarios, un parque preparado expresamente para el, y que podían visitarle a Bombón cuando quisieran
Esto calmó a los niños
Cuando la Policía Ecológica estaba por irse la niña llamó al policía llevando en sus manos una tortuga y dijo:
"¡Señor policía! llévese a Toto, mi tortuga, se va poner triste cuando no vea a Bombón y no tendrá con quien jugar"
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