"Cuñao, te voy a contar(el hermano de mi mujer):
Yo con mi hermana habíamos ido a pastar las ovejas por las alturas del pueblo.
Iba con ella, las otras se quedaban en casa, aun eran pequeñas Yo era mayor que (nombró a mi mujer) por solo dos años Yo tenía once. Aun así nos alejábamos lejos con nuestras ovejas, cabras, locuchos...
¿Cuánto era la manada? mas o menos doscientas Era mucho para nosotros pero ¡que se iba hacer! al menos de pastoreo vivía nuestra familia; de ahí nos proveíamos de quesillo, de la venta de los cabritos nos compraban cuadernos, ropa que necesitábamos ¡caballero no mas!(1)
Mientras cuidábamos tejimos un pañuelo con puntadas de aguja e hilo de colores porque nuestra madre nos decía "El pastorcito tenia que aprender hacer algo útil con las manos: Las mujeres cardar, los hombres tejer o alguna otra labor porque si no, nuestros animalitos solo van a procrea hembras y sin macho se va perder nuestra riqueza"
Creído de ello aprendí a tejer medias a croché, por ejemplo, lo digo con orgullo hasta ahora tejo las medias de mi hija. Te sigo contando cuñao:
En un faldón del cerro, cerca a unas rocas abruptas vimos desperdigarse las ovejas
¡Ah carajo!, dije, aun sin saber bien que ocurría,por aquí debe haber un zorro y seguro ha hecho mal daño
Sabes cuñao:
Cuando el zorro ataca a una oveja salta de frente al cuello del animal, le da un mordisco fuerte a la vena
y lo esconde en un lugar, entre piedras, por ejemplo, sabe que el pastor está cerca y si le descubre puede ser muerto si tiene arma o simplemente seguido a pedrada limpia Entonces, el zorro huye sin la presa, sabe que el animal caído, vivo aun, con esa herida mortal en el cuello no podrá escapar, estará tendido esperando la muerte El zorro volverá mas tarde cuando manada y pastor hayan dejado el lugar y lo recogerá tranquilo. Esto lo sabia porque mi padre me había advertido Dicho de paso, mi padre se ocupaba de cargos públicos en el pueblo: teniente gobernador, auxiliar de juez de paz, etc.
Mi madre nos acompañaba, pero ella se quedaba en la estancia preparando nuestra cena para el regreso
La estancia era una choza con piedras pircadas y techo de paja que se habilitaba lo mejor que se pudiese por un par de meses, mientras el pasto verde como faldón verde teñía las montañas
La estancia estaba lejos del pueblo y lejos de nosotros que trepábamos los cerro altos en busca del pasto
que empezaba escasear La estancia estaba en un lugar abrigado.
Busqué entre pedregales la señal de sangre salpicada del animal y la encontré, insalvable, murió al punto, le limpié la sangre y me la puse al hombro para llevar a la estancia, antes, recogí los animales,los encaucé al camino real donde ellos, llenos la barriga, volvían contentos al corral de la estancia.
¡ Cómo pesaba el animal muerto en los hombros!Eran casi tres horas para bajar a la estancia
Atrás mío, mi hermana lloraba sin consuelo por la reprimenda que nos iba a dar mamá.
(1) Había que soportarlo, no mas..
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