jueves, 20 de febrero de 2020

Poemario Las Palabras




P15 INANE /FATUO / VANO

Muchas veces los beneficios de la lectura caen en saco roto. Al común adolescente  le habrán dicho que el libro es bueno para alimentar el alma. Entonces  habrá tomado uno y al poco tiempo lo que le daba era sueño. Alcanzaba decir: No soy para leer, y lo dejaba para siempre.
Era bueno alguien en ese instante crucial le dijera: No digas eso, estás cansado, tómalo más tarde o mañana cuando tu energía esté plena, además, no es el primer libro el que te va gustar.

Por otro lado, una obra por encargo da la impresión que no se notara quién lo escribe, es demasiado impersonal, en cambio, el autor de puño y letra que ante el mismo tema se nota  cómo  le ha afectado o influido su trabajo. Escribir por encargo es la conquista de lo inútil.
Y nosotros lectores obraremos como dijo Kingsley Amis, la vida es demasiado corta para leer libros malos.

A veces el trabajo de escribir es como entrar en un pozo de aire que sufre el avión, ¿por qué no dejar de viajar en avión?, piensan unos y lo dejan, y está bien, pienso yo, sino todo el mundo sería escritor.

Uno piensa que  escribiendo está fortalecido. No le importa si el río va inundando la ciudad. Pero descastado los agentes externos le sucede, un derrame articular en la rodilla –por ejemplo en los escritores viejos- que en la silente noche trata impedir y concentrarse. Como sea, los fantasmas tratan disuadirle.
Cada quien tiene su propio fantasma. Y el escritor, solo en su soledad, tiene que ver la forma de lidiar contra él, entonces, a las  palabras aprende a ponerlas de su lado. Si tiene un libro, nunca estará solo. O crea un alter ego (un segundo yo) de receptáculo de sus males, y él sigue adelante, escribiendo, tratando  engañarle al fantasma.
Otras veces el enemigo está en casa. Miro en el diario una foto de un reconocido luchador sindical, periodista, ensayista, tras él un estante  repleto de libros, revistas, supongo yo, de corte socialista, un tesoro, -un acopio de vida por un sindicalista es un valor de estudio y seguimiento para la cultura de un país pero en éste hay desidia, discriminación o indiferencia. Cuando muera será carbón  porque la hija o el hijo inconsciente lo venderán, al peso, al primer cachinero que husmee por allí, y se desperdigara como se despanzurra un cojín en lo alto de un edificio y las plumas se esparcen a la nada.
autor jrosual / enero 2020

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