P15 PREFACIO
Dicen que no se debe empezar
-un cuento- si no se sabe cómo terminar. Pero
la presente no es un cuento, al menos.
Verdad no sé cómo va terminar
este desbrozo, más aun, ni cómo comenzar. Más bien, me irrogo que voy dar un discurso
de orden.
Pero como voy haciendo mis
trabajos (poemarios de largo aliento) con un promedio de 70 páginas debe ser
aburrido al jurado calificador y lector enviar
a ese rubro. Pero me entretiene lo que hago. Es como un balance, un alto, hasta
aquí, dic. 2019, de lo que me ocupa.
Ese es mi problema, mis
trabajos no pinta a ser poesía pero insisto, soy terco. Tampoco es novela, pocas
páginas, cuento no lo veo, ensayo menos, verdad no sé lo quiero hacer.
No puedo detenerme espulgar cómo acabará pero sí me gana la urgencia,
quiero escribir ya. Es el nacimiento de algo que quiero desarrollar cuanto
antes.
Voy a escribir lo que sale. Tal vez me pierda en el camino, tal vez
pierda la esperanza pero lo que no quiero perder el hilo conductor de querer
decir algo.
Pienso incluir una etapa de mi vida que no he tocado
en ninguna de mis trabajos anteriores, la época que fui estudiante universitario
cuyo tiempo mentor quiero enfocar en los 2 primeros años en ella.
Pero el plato de fondo
escribir sobre el oficio del escritor teniendo como referente a Herman Hesse en su libro Para minutos en dos ediciones. Se me perdió la primera edición bajando de un
taxi, tendré que ir a la biblioteca, o buscar por internet si hay pdf gratis.
Mi duda, también, es seguir buscando nuevos autores o
identificarme con uno solo y seguir su camino de Santiago. Si seguir a uno,
releer bien su libro, y seguir sus demás libros, tratar de emularlo un tres por
ciento, siquiera. Pero no puedo serle fiel, siempre voy buscando otros
talentos.
No me conformo, digan, mi
trabajo fue bonito sino los lectores se dediquen a explorar otros libros
parecidos, o escribir el suyo, mucho mejor, me sentiría contento que lo mío sirvió
a ese fin.
Quiero tener personalidad proactiva y aventurera. Me apasiona contar
historias y me motiva la influencia positiva que pueda tener en los lectores y
cambiar, a bien, su forma de ver la vida.
Me encanta sumergirme en el proceso de búsqueda, investigación y la elaboración
de poemas.
No he tenido una lectura funcional cuando niño o adolescente como sí a muchos escritores se les vislumbró el camino, como se les lee en su biografías.
Mi padre, mi madre sencillos
comerciantes, mi abuelo, mi abuela
humildes provincianos, tanto
por parte paterna o materna activados en los quehaceres intrínsecos de
supervivencia en el campo, que en este país y en el tiempo que se situaron, por
parte del gobierno, vivían en el olvido absoluto. Entonces como Mahoma no iba
al cerro, el cerro fue a Mahoma, vinieron a Lima capital en la gran inmigración
de los 50 , 60, abandonando sus chacras, sus animales y se acomodaron como pequeños
comerciantes en los centros de abastos y ocuparon los cerros adyacentes de Lima
para vivir, así nacieron Los pueblos jóvenes, término, asentado por el
presidente Velasco Alvarado, y más
luego Asentamiento Humano cuando lo
derrocaron , formando los grandes conos , norte, sur, este de Lima haciendo de
esta una de las ciudades más pobladas del mundo, con más de 10 millones de
habitantes.
Parecida la suerte de los
hijos de mis abuelos, o sea mis tíos
tanto paternos o maternos han tenido igual designio.
Lo que quería decir en ninguna ascendencia he tenido un pariente dedicado
a impulsar la cultura, un escritor específicamente que me
haya servido como baluarte o paradigma de la familia, que en nuestra mesa se hablara de él. O un
primo mayor que tuviera el
hábito de leer libros.
El único que se acercó a la esfera del gobierno en tiempo del presidente Augusto Leguía fue el padre de mi madre, mi
abuelo, pero más como guarda espalda de
los hijos del presidente. Desgraciadamente, él no tuvo educación, ni primaria
completa, sino hubiese sacado mejor partido de su situación.
Cuando este abuelo conoció a
una paisana suya que había huido de la sierra con una criatura en brazos, sola,
desamparada, él la ayudó, reconoció el hijo, se casaron y en vez de sacar provecho
mi abuelo de alguna amistades que tenía, personajes a quienes había ayudado de
intermediario en entrevista con el presidente como, por ejemplo, el patriarca
de la familia Cánepa que le había
ofrecido a mi abuelo recompensarle cediéndole una gran extensión de terreno baldío, cerca de
lo que hoy es el emporio Gamarra, estoy hablando de los años 30 del siglo
pasado, prefirió con su mujer regresar a la provincia y recibir a cambio un
torito de casta.
Luego tocó el turno a mi padre
quien vino a lucharla en esta indiferente ciudad cuando aún tenía 500 mil
habitantes. Y se repitió la historia, conoció a una paisana, sola, desamparada que traía en brazos una
ilusión, ser profesora, pero no tenía un centavo, vino alojarse en una tía a servirle
de empleada y se conformaba con los ripios que le daba, pasaje y comida para ir
a un colegio del Rímac. Y él, papá, la rescató, la ayudó, se casaron y nací yo
que frenó sus aspiraciones de ser profesora, y a él, mi padre, le urgió tener casa y antes que pagar un
alquiler prefirió invadir un cerro donde recalaban todos los náufragos de la
ciudad.
Bueno, en ese cerro fui niño,
púber, adolescente y buena parte de mi juventud conviví allí con amigos y
esperanzas que está presente en buena
parte de mis trabajos. ¿Quiénes era mis vecinos?, lo narro en una acápite de Rina y sus hermanas donde una vecina
mayor, la señora lunareja, hacía una fiesta donde púber yo, enamorado platónicamente
de mi vecina Rina asistiría por verla.
IV
[Allí estaban, además]
El peluquero, su bien cortado
bigote
Terno camisa beig, sin corbata
El zapatero con la nuez
marcada
Digería su hablar poblano
simple
No solía salir de su casa
taller,
Solo a la agencia una vez al
mes,
más, de los vecinos, remendaba
El abacero que cambió esposa
por sirvienta
Aquella no sabía sacar la
cuenta;
Cuyo mostrador Elio orillaba
su morra
Y de poco le fue sobrepasando
y ver en la trastienda familia
variopinta
Hijos e hijas de ambas
concubinas:
Raymundo, su amigo, uno de
ellos
El papá de su mejor causa (1), Johnny,
Era mozo del gran hotel
Bolívar
Impecable hombre en el vestir
Estando su mujer grave agenció
el mejor terno para el luto
Pero el destino tornó,
trocarlo
No muriéndose la mujer sino él
El
matancero -mi abuelo(2)- carne
vendía
Aficionado
a criar gallos de pelea,
Una
cosa, a todo el mundo contaba
Fue
guarda del presidente Leguía
Aurelio,
el que amanecía borracho
-literalmente,
en la vereda-
Amigo
de los amigos, a veces,
No
dejaba el licor por semanas
Desde su balcón de primavera,
Rosita, la más rica y potable(3)
Cuya belleza incontrastable
de otros barrios reclamada
De donde venían a verla, a
recibir una sonrisa siquiera
Cansado de tanto celadores,
Dormida, le cortó la cabellera
-su padrastro-, y despechada,
uno, de los mil admiradores
Escogió, el peor tipo de ellos
y se fue a rodar cien lágrimas
al valle de tuestes torrentes
Cuando yo, a punto de mudarme
La vi regordeta ebria prostituta
llorando a hora muy temprana
debajo del raso del balaustre
donde antes hizo soñar a
tantos
de donde voló su amor a marte
donde pseudos la infamaron sin
arte
Cuando volvió, esa vez que la
vi,
su casa ya le habían traspasado
Sus padres habían desaparecido
y por amor al vecindario
volvió
y encaramó con otro borracho
Otra triste historia del
sudario
Con uno de mis amigos, Nicolás,
Y de esa podredumbre sin alas
nació otro hijo que mucho no
duró
También, el ingenioso señor
Billón
Cuya tiendecita a mitad de
cerro
do ningún proveedor encopetado
animaría -por la escala-
surtir
Tendió un hilo alambre polea
hasta –abajo- primeros
peldaños
y halaba a pulso las cosas
urgentes
La tía de Elio que pastaba
chivatos
Cuyo hijo, Conterno Días, mi
primo,
Huérfano de padre siendo
muchacho,
Tuvo que aprender remiendos
Y sastrería para transformar,
usar,
-de su padre-, cantidad de
ternos
Que le dejó de modas pasadas…
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Fácil
deducir porque no inclinaba a los libros...
__
(1)amigo
(2)después
de llevar a su mujer a la sierra volvieron, viejos, de nuevo a Lima
(3)frase del cómico peruano Tulio Loza que al referirse a la mujer hermosa y
curvilínea solía decir está rica y
potable.
_
autor jrosual
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