martes, 11 de febrero de 2020

Poemario Las palabras


P15 QUÉ SE NECESITA PARA SER ESCRITOR
  
En esta sección, Qué se necesita para ser un escritor más que aconsejar a terceros es auto acicatearme  a mí mismo. He querido hacer una oración de la mañana que me permita afrontar el día.
Así empecé pero resultó ser un alud  de pensamientos.

Antes de empezar este oficio, esta ruta larga, tener el alma de hilo, hacer un trato con la muerte y rogar salga el pan crujiente de la tarde recién salido de nuestra pluma.

Lo que se escribe no debe ser tan  explícito. Si le agrada al lector como tal, bien, si no, también, pero no se puede explicar demasiado detalles. Así como al contar un chiste no se debe dar explicaciones del mismo; cuaja o no y punto.

Las costuras a veces  resultan demasiado visibles (o sea, el original eran cuentos separados pero la unión para hacerla novela salió mal – o no, como debía-) Pero a veces no.

Al dar espacio a un poema experimental, por ejemplo provenirle de un reportaje  periodístico  cuya condensación,  depuración, balance,  sonorización y conversión a poema  es el afán: pero a veces resulta a veces no. Lo que no resulta hay que pegarlo como saliva al piso. Lo que ha hecho el hombre puede destruirlo.

Sin embargo, me pregunto, cuántas crónicas largas se podría resumir, trabajarlas bien, en otro género –si se las sabe  condensar y pulir- para un mundo inquisitivo y a la vez apurado. Hay un inmenso archivo  en las redacciones periodísticas, en las cinematecas, etc.

Tampoco es de asustarse cuando la sequía se hace presente.
El escritor tiene que confiarse a sí mismo porque en algún momento irrumpirá la vena, como la crecida del río costeño en tiempo de verano.
Y ante el búfalo interior no dejarse arrasar sino tener buen puño y buena letra,  poco a poco receptarlo, apretar los estribos y trenzar bien la rienda. Purasangre que le regalará triple corona.

El escritor  ve lo que otros no ven, siente lo que otros no sienten –o ve y siente diferente -, a pesar del mutis de su faz o su parco accionar por lo cual no se deja descubrir,  corre a su gabinete para pasarlo al papel; y como eminente cirujano en vez de usar el bisturí sobre la mesa usa el lapicero sobre la página, o si es escultor, en el imaginario, un padre eleva a una niña en el aire tomándole seguro de las muñecas -como lo vi a la entrada del  distrito de Puente Piedra, al norte de Lima-; o esculpe una estatua, “El beso”, del artista peruano Víctor Delfín, en una isla aérea, una posición acaramelada de pareja. Ars longa, vita brevis.

No nutrirse de credos sino construir el propio.
Trata de buscar la prosa concisa, directa, intempestiva, halo mágico que envuelva y  embriague, diálogos cortados con escalpelo como la obra de Chejov. Vocabulario simple, imágenes simples, ritmo simple, ideas simples.
Los cuentos son como las habitaciones las novelas como sus casas. Los cuentos tienen alas y vuelan en nuestras voces.
Tener el carácter escéptico y hasta pesimista, constantemente sacando el duelo que se tiene adentro, no impide, más bien, es el alimento para la prosa como lo hizo Ramón Ribeyro en su interpretación del hombre urbano.

Escribir sobre personas sencillas, a pesar de ser reiterativas su carestía, privación, penuria nunca está de más solidarizarse. El que ha fijado una línea no lo puede evitar. Uno escribe lo que siente y cómo lo percibe y no se acomoda a otro espíritu, por el momento.

Pensar que debe ser cargante e indigesto  dirigir sus penas al que no ha vivido tal carestía, obviarle, si responde con enfado o crítica. En todo caso ser generador de despertar –a éstos- la conciencia social.
Una vez que la bala esté en la cacerina solo queda disparar.

Deben los afortunados pensar que para caminar en la vida no se debe avanzar solo y directo como un caballo con anteojeras sino ver alrededor con quienes vamos, ayudarlo si va atrasado  para que el camino a la prosperidad sea en grupo.

Pero en primer lugar debe direccionar el escritor a aquellos que alguna vez han vivido el rechazo o lo sufren aún, y es la palabra, la escritura la con lo que se le debe redimir.

La ciencia, los adelantos tecnológicos debe frenarse un poco, -pienso yo, ayudaría a bajar el calentamiento global entre otras cosas- una tregua a las innovaciones pero con lo que hemos avanzado hasta hoy, en vez sea usufructuado por una mínima porción de un país, los avances tecnológicos sea compartidos, entre los pueblos más apartados y pobres de cada región para que de esa manera no haya el encono de los que no tienen oportunidad contra los que sí y el camino sea grupal.

Las voces se van apagando, hay que aprovecharlos, recoger  testimonios de personas  de avanzada edad que en algún momento  cercano serán voces mudas; y, este descuido es palpable por la soberbia de la juventud que generalmente los desdeña.

No importa llegar a viejo siempre en cuando conserve la facultad de pensar, poder tipear el tablero de la PC, y tenga la fuerza para defenderla contra los zombis.
El que tiene memoria de amnésico tiene que escribir cuanto antes.

No hay mayor temor que el temor mismo del mediocre- no querer sacar a relucir su interior pensante-. Muchos no quieren. Cuando muere el fatuo, muere también aquello que atesoraba, el escritor que exterioriza muere, pero lo que deja trasciende.

Es necesario que todos los elementos requeridos para emprender la obra estén a nuestro alcance. De faltar un instrumento  y estando  nuestro ánimo en disposición de escribir, por falta de aquello, pueda evaporarse. De ahí la importancia de ubicar las herramientas en un lugar preciso y cercano. Tener suficiente mobiliario para una sola habitación. Lo elemental es tener un tablero, o un cuaderno de notas, a mano, y no, cuando se te ocurra la inspiración escribirlo en cualquier cosa.

Además cuando se lee un libro o se escribe una entrada se puede escuchar música por  internet -No necesariamente instrumental- Canciones en inglés francés o cualquier idioma.  A esos  gustos está proclive, aún más, le es necesario. Pero a mí me sucede que cuando un anuncio interrumpe  promocionando o comentando  equis cosas, verdad, descompagina, lo cierro o apago el canal. Aunque  éste ofrece música sin interrupciones pero hay que pagar. Reclamemos a una voz: ¡No a los avisos promocionales! ¡Usuarios unidos jamás  vencidos!


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autor jrosual

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