martes, 16 de abril de 2019

ADOLESCENCIA OBTURADA :EPILOGO





EPILOGO


Hoy día lunes ¡Qué jodido son los lunes!
Como nunca me dejaron dinero en  casa
Pa’ almorzar en la fonda de la avenida

Algunos moretones  magulladuras tengo
en la cara, brazos, que explicaré al punto:

Sábado, cuando en tarde cuidaba la venta
Parlando inaudibles al mundo pero sí a nos
¡Epa, sucedió! algo que me hizo más hombre
del cual, poco después, haber salido ufané

*
La hermana Orfelina en la venta no estaba  
Los míos dormían descansando en el puesto

No estaba instruido para decir la quería,
Hervía  borbotones mi bullente tetera
franquear portezuela expresar no podía
A pesar una apresa sencilla halar tenía

Miraba los lados,  evitaba así, creía,
Ausentarse de mí,  o del sufrimiento gozar
Harto patético no poder declarar

Decirle:
Eres la eva que mi sueño hace vivo y mejor
Decirle:
¿Chelita, me consientes ser tu prometido?
Y el tinte
De las palabras  en el cuello me quedaba

Su corte de pelo igual a la niña Mafalda
Pero su faz angulada maja buenamoza
Cuyas puntas media luna al  mentón caía
cercano a sus  labios pintados amarena

Un kimono,  falda a medio círculo vestía
Celeste, ¡Cómo gustaba ese color astral!
Sentada  como la madre tierra en su trono

Yo, al frente, sobre cajón vacío boca abajo
Me había aproximado cerca a su floración
Aderezada a la esencia aguda de la menta

Veía por el rayito de sol, le cubría           
Magnifica  pantorrilla dura y bien formada,
Justo, cuando apoyaba una pierna a otra…

En un cambio de apoyo -recruce de piernas-
Mientras hacía ademán de limar mis uñas
En un segundo vi su prenda íntima blanca
Puntos rojos de sangre en el holán de tela (1)
-luego se levantó para atender a su cliente-

Entonces el diablo se introdujo en mi cabeza
Recordé al punto las palabras de un lenguaraz
En el café tío Matías, justo, la víspera

Contaba al vecino de asiento con desparpajo
había abusado a su empleada hasta sangrarla

Mi faz  se tiñó a hollín manoteado de cuervo
Chela ignorante, atendiendo a su cliente seguía
Por inercia recalé en Raúl que la miraba
Cínico, fingiendo lustrar la fruta reía

Le propiné lo más siniestro de mi entrecejo
Relacioné ella con el granuja algo tenía
Sospechaba algo, Raúl siempre esfumaba
cuando ella a medio día almorzar a la calle iba

Maquiné gris: granuja por la otra puerta iba
para hallarse en la calle Unanue con mi chica
 y llevarla sabe dios dónde -aturdía mi mente-

Seguía atendiendo. Me excusé, vuelvo, dije
No volví. Pedí anuencia para ir a un baño público

Me mojé la mocha que en pensamientos ardía
Dando  golpecitos la mollera pero ¡nada!
fui  al campo deportivo anexado al mercado
por la alambrada  rasgada que la unía

Sentado a una piedra, hacía de ver el partido
pero me inclinaba a hinchar basura a mi mente:
Adolescencia obturada a combustión inclemente

¡Cómo había atrevido tener sexo con Raúl!
Le odié como nunca había creído odiar
Seguro porque su puesto  era más bonito
Tal vez, le hubo ofrecido regentar si aceptaba

La abusó ese mismo día, por seguro, daba
Porque –ojee- se había ausentado par de horas
¡Fingir, cómo podía tener hipocresía!

Mis sesos acopiando detalles devanaba
verosimilitud daba negras conjeturas
vericuetos de mi mente tizne propinaba
Nunca había experimentado sombra de celos
Mi pecho descarnado henchía rara envoltura

Quería llorar, más varón en la calle no llora
Había dejado la niñez hace tiempo, creía
Entonces reparé el cerro pelado, La Cumbre
cuya loma en ese tiempo no era aún poblada ,
orujos, hollejos de mi alma, allí, exprimiría
                                           
Y, oportunista,  me pringó El subterráneo:
¿Por qué no aventarme de una a vez al vacío?
¡Chelita…!, Y unas lágrimas al llanto forzaba
Tenía que apurarme, no un después esperar:
Hacerlo a su momento las cosas, debía

Cosa rara, no oía ruido alguno ese día
a pesar que algaradas hacían mis amigos

La tarde a color amarillento purulento
Halado por mano invisible al cerro iba

Llegué a la esquina del conjunto habitacional
En vez de continuar  México para escalar
Voltee  al derecho, busqué subir rápido (2)

Pasado tres módulos corralón de vivienda
vislumbraba única puerta  una sola calleja
cuartos a la izquierda y derecha se abría
Igual  lenocinios,  burdeles de La Floral

Pero bombillas incandescentes no había
Sino percudido pañales pinzados
Era un hacinamiento de viviendas pobres

Entré por el pasaje  para ascender al morro
Del zaguán dos tipos -uno conocido- salía
Tal vez, pensé, confesarle mi intensión debía

autor Jrosual 

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