viernes, 25 de octubre de 2013

La casa nueva

¿Qué te parece la casa nueva? imaginaba  preguntar mientras  tomaba  sus manitas y la llevaba por la sala del primer piso, y en la cocina, nos detuvimos y agregué: Pequeña niña, tus manitas lindas aderezaran aquí nuestras comidas; y yo estaré pendiente  regresar pronto del  trabajo para merendar  juntos.
A ella, imaginé, le brilló sus ojos que empañó la  sombra de sus párpados.
Luego seguimos los demás cuartos, faltando aun los  acabados.
En el patio intermedio de la primera planta, le dije: Aquí  lavarás los ajuares de nuestro primer bebé, haciendo  una pantomima sobre  invencible lavadora. Ella sonrió un tanto,  abrió su boquita de grana dejando ver  sus dientes blancos y  bien formados…y no dejaba de sonreír.
 Sobre el cuarto  del fondo,  a la derecha, el de costura,  dije:
Aquí, además, pondré un televisor en la cómoda (estiré los brazos desnudos  dándole forma rectangular, y agregué:)y la mujercita mía mirará sus novelas en la tarde.
-¡A mi no me gusta las novelas! me advirtió tajante
-Apilaré, entonces,  un estante de libros selectos que, harto, tengo en mi casa vieja. Y algunas veladas recitaremos  juntos  poemas de Neruda,  Verlaine… Ella calló, no dijo nada y no me percaté  ese silencio.
Mientras  abría el marco de aluminio de la ventana, Dije: Perfume de rosas plantaré en este jardín e inhalaras,(la tras-casa lindaba con la pared  del lote vecino)
Al fondo, a la izquierda,  había una puerta  cerrada.
-¿ Y este cuarto cerrado, a qué está destinado? Preguntó.
Era la alcoba.  No dije nada. Solo sonreí,  ella entendió.  E inmediato apretó mis manos con la suya.

Todo esas imágenes, imaginé,  acaecería cuando la llevara a la casa nueva
No fue inmediato, cuando me casé demoré algunos años construirla pero cuando lo terminé y la llevé, ella, fruncida las cejas dijo:
-  ¡Oye! ¡¿porque te dejas engañar?!  Se ha despegado un paño del parquet de mi cuarto  ¡Para nada vales!


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