Una familia
limeña va a San Bartolo en su auto, balneario al sur de Lima
A la altura de Lurín se para el carro Después de revisar
el auto el conductor considera la
inutilidad del vehículo para seguir el viaje Y como es muy de noche
decide quedarse a dormir en el carro junto a su hijo de 8 años y su madre y
esperar la mañana para pedir
ayuda Estaban en eso, cuando la mamá ve por el espejo retrovisor un auto luminoso
que se acerca.
El auto, como si estuviera en un halo de luz, tiene todas las luces prendidas, del interior también Se para delante y baja un señor canoso de aproximada mente 60
años y pregunta:
-¿Algún problema señora?
-¡Si, mi carro no arranca!
-¿Lo puedo ver?
Sale el hijo y le abre le capot
El canoso observa Luego, de su auto saca un cable y conecta a la batería del carro
estancado y le dice a la señora que arranque
Ella lo hace y el carro arranca
-¡Pero no funciona los faros del auto! reclama la señora
-Bueno- dice el canoso- como yo tengo abundante luz
les voy a guiar adelante , así, les
alumbro ¡Síganme hasta San Bartolo!
Y así fue
Y el conductor
canoso les dejó en la puerta de la casa de la familia en San Bartolo donde el carro se vuelve a
malograr pero ya están en casa y el conductor canoso se despide
El hijo sorprendido pregunta a su mamá si le dijo la dirección de
la casa
-No, pensé que tú le habías dicho- responde
Entonces, ambos sorprendidos, aun en el resabio de la
noche le siguen con la mirada al auto fosforescente que tiene que dar una curva del balneario hacia la izquierda, a la carretera (la Panamericana Sur) y en ves de
hacer eso, el auto, sigue de
frente al mar y ¡oh sorpresa para la madre y el hijo! el auto navega sobre las
aguas hasta perderse.
Ya de mañana, el hijo busca un mecánico del lugar para que revise el auto y le cuenta algo del percance
y el mecánico opina:
-¡Imposible que este auto haya podido venir desde Lurín, tiene la batería partida
en dos!
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