Un padre adinerado llevó a su hijo adolescente al campo a visitar a su hermano y, de paso, ayudarle económicamente ;
para que observara las necesidades y el atraso de la campiña
y comparara cuán afortunado (era su hijo) con lo que tenía en la ciudad
Después de varios días de estancia y vuelto a casa el padre le preguntó:
-¿Qué te ha parecido el viaje, hijo?
-¡Muy bonito papá! respondió el adolescente y agrego:
Ellos tienen un río inmenso y nosotros una alberca
Tienen luces naturales y nosotros bujías
Ellos siempre se reúnen en los almuerzos y comidas y conversan bastante, en cambio, nosotros, por motivo de trabajo o estudios, solo nos vemos en las noches y almorzamos, juntos, solo los domingos.
Ellos tienen un prado con una gran arboleda y nosotros un pequeño jardín ¡Muy bonito el viaje papá!
¡Qué bueno que me has llevado para darme cuenta de que algún día, tal vez, podremos ser ricos como tu hermano!
(adapt. emisión radial)
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