Una señora se encadena entre los barrotes de la verja de un hospital público.
Su hijo está tendido en una cama del hospital con derrame cerebral, ACV,¡cuatro meses!
La madre desesperada por el descuido en la atención a su hijo: tiene costras por las escaras en todo su cuerpo y, además, necesita una intervención quirúrgica en el cerebro de alto costo para poder tener posibilidad de recuperarlo pero, la burocracia hospitalaria es lenta, muy lenta
Por eso, esa mañana, la madre ha llevado una cadena y se ha enroscado piernas y cuerpo y las puntas de los eslabones ha prendido con un candado.
En un cartel, previamente, ha pegado a la pared y explica su desdicha y llama la atención de pacientes , de funcionarios del hospital y de la televisión, ante el llamado de alguien, llegan, la filman y sale en cadena nacional-de esa manera me entero-
La filma justo cuando un empleado del hospital pretendía cortar la cadena con una cizalla pero la madre chilla y evita que la desprendan y, dice, que tiene derecho a reclamar Cuenta:
su hijo vino caminando a un consultorio externo a tratarse de un pólipo en la garganta que, periódicamente se hacía tratar pero esta vez no se explica qué pasó.
Y se endurece su faz y denuncia : ¡es una negligencia médica! ¡lo han matado a mi hijo!
Entonces, el periodista se comunica con la directora del hospital y, ésta, tras sus descargos consabidos: operan 20,000 al año y es lógico que algo tiene que salir mal y, además, consuela, que una junta investigadora determinará qué es lo que pasó y acepta conferenciar -recién ahora ante la presencia de la tv- con la señora en su despacho, en el acto.
Solo así la madre acepta quitarse las cadenas, siempre en cuando el periodista sirva de intermediario.
Solo así, en este país, a uno le hacen caso en sus reclamos.
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