Pero el escritor nunca llegó
Por la noche Máximo Damian soñó que veía entrar a Arguedas a su cuarto con su saco al hombro
A la mañana siguiente, cuando fue a comprar el pan leyó en un periódico un trágico titular:
José María Arguedas se había suicidado
Durante su entierro dos danzantes de tijeras Cien pies y Mariposa de Oro hicieron tintinear sus tijeras y danzaron la ritmo mágico del violín de Máximo Damian y el arpa de Luciano Chiara y el charan go de Jaime Guardia.
Luciano Chiara y los danzantes del grupo dancístico que Arguedas reivindicó y valoró en su libro La Agonía de Rasu Ñiti cuenta:
"Nosotros los danzantes ensayamos los viernes porque viernes murió Jesucristo y los diablillos están sueltos, es la creencia Mis abuelitos y mis padres me han contado que un danzante que ha hecho pacto con el diablo tiene que estar enterrado boca abajo
con el fin que el diablo no saque el cuerpo y ,además, encima le echan espina grande de huallanca: o si no, lo entierran en menos de 24 horas en el campo cerca a un río Por eso ahí donde hay cataratas ahí està el poder de los diablos Nosotros cuando queremos practicar nuestra danza ( de las tijeras) lo hacemos ahí "
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