domingo, 8 de marzo de 2015

Por el día de la mujer



 De niña jugaba yases, mundo, lingo
o se tocaban las manos con sus amigas
al son de el estribillo:

          Debajo del puente
hay una serpiente,
verdad que sí,
tilín , tilín,
verdad que no,
tolón tolón,
si te mueves o te ríes
te daré un pellizcón.

Adolescente, entre amigas
quería formar un trío como Pandora
bailar cantar y ganar mucho dinero…

Y pronto notó que deprisa se le llenaba los años
se le llenaba el caudal
las piernas y el perchero,
al cruzar la calle soberbia era
qué, recibía silbidos de apretura

Aun no quería acoger al vulgar vecino
buscaba algo mejor
pero la suerte poco le ayudaba

Y dábase cuenta,
ella, como muchas,
aluviones de mozas
bajaban de los cerros
a la gran ciudad
en busca de una estrella
cuando para ésta
no hay bajar sino subir…
espiritualmente

La competencia era firme
y en el fragor temió
quedarse en orfandad,  sin amor;
entonces volvió la mirada al desdeñado
al vecino, al obrero de construcción

Y se volvió remilgosa
femme fatale
caprichosa
-compensación
al mal menor que escogía-

Pero ora, mujer,  esposa y madre
con hijos
hay un eslabón perdido
(específico) que no vislumbro bien:

¿Cuándo se volvió madre adorable
estampita  de cielo
digna de colocarla en un escapulario?

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