-¿Qué pasa, por que no puedo avanzar?,
pensó Willy , el salvavidas, mientras era arrastrado por las aguas hacia donde se
oculta el sol todos los días.
Imaginó que se trataría de un
rescate sin contratiempos.. Se sostuvo fuertemente al cuerpo menudito de Martin
que se dejaba llevar por la corriente. Cuando Willy intentó salir caminado de las aguas sintió como si dos
tenazas lo apretaran de la cintura, dejándolo inmóvil.
El mar empezaba a endemoniarse en el balneario
de Asia. Era una mañana del 27 de enero del 2008
..Sus cuerpos soportaban el
combate de las olas
Willy le pedía que fuera
valiente el niño, que no dejara que sus brazos se soltaran de su cuello. Las
embravecidas olas no daban tregua. Todos
ya pensaban lo peor.
Media hora luchó Willy contra
el destino
Media hora de incertidumbre
vio la familia de Martin observando como el
héroe de traje amarillo y rojo no se doblegaba ante el infortunio
Cuando llegó la moto acuática
a rescatarlos, Willy se subió y decidió manejar la nave. Delante de él estaba sentado aquel pequeño que miraba
confundido y mojado, a lo lejos, la casa de playa de sus abuelos, nuevamente.
Hoy, Martin armas Llosa tiene
14 años, vive en Santiago de Chile y viene al Perú cada verano para cumplir con un impulso que le nace del corazón.
Lo primero que hace Martin ni bien baja del
avión es pensar en el saludo que le dará a su querido amigo salvavidas. Cuando
llega a la casa de playa de sus abuelos,
en el balneario de Asia, busca al superior
PNP Willy Centeno Figueroa. Sabe que aun está allí vigilando que otros niños, como era el, no sean tragados por el capricho
del mar del sur de Lima.
-¿Cómo has estado, muchacho?,
dice Willy cuando lo tiene nuevamente cerca
En ese momento se abrazan, cierran
los ojos y dejan que el tiempo se detenga por un rato. Tratan de que el recuerdo
no los invada, pero es inevitable. De los ojos de suboficial se liberan unas lágrimas
que se confunde con la enorme sonrisa que se dibuja en su rostro. Willy llora
de felicidad: aun tiene la suerte de ver a su nuevo “hijo” un año más.
Martin ya lo ha pasado de tamaño. Mide 1:74 y el agente
bromea
al decir que, de ocurrir nuevamente la emergencia, hoy se invertirían los papeles.
Crónica de La República
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