sábado, 25 de octubre de 2014

El encierro de Víctor Raúl (Hildebr. Nº209)




 
 
< … El cuento es que este gobierno  [el de Manuel A. Odría] se ha empeñado en sepultarme vivo. A cualquier artículo mío protesta. Logró ofrecer solución  si durante meses yo no  escribía. Ha pasado más de un año. De nuevo estafado. El asunto es que su plan es golpearme amordazado. Que mi nombre no se mencione más. Que se me olvide.

Hace poco la Tribuna de Imprenta del Rio publicó una información sensacionalista (Haya de La torre  prisionero de luxo…) Tú [Luis Alberto Sánchez -carta a quién va dirigida-] sabes que Odría llama la prisión modelo. Y se refocila. No hay nada igual al cerco  de 400 hombres en permanente guardia, y círculos concéntricos hasta  10 a cuadras a la redonda. Siguen las trincheras, siguen los reflectores nocturnos, los carros, las motos encendiéndose puntualmente cada 15 minutos desde hace 3 años, 10 meses, de día y de noche. Los soplones trepados en los árboles de los jardines aledaños, o empinados para mirar por encima  las bajas bardas. Han cesado las injuria lanzadas (cuando aparecía  en los jardines) porque he aprendió un lenguaje de tropero y logré imponerme a gritos. Ahora callan, miran.  Son forajidos, muchos de ellos comunistas con carnet y con la  revista 1952 en la mano. En lo alto de la azotea tengo una perrita doberman y dos palomas que me obsequiaron en mi santo de 1950,   tengo ahora veinte. Desde que llegué pongo grano en mi balcón  todos los días para las tórtolas del bosque. Ya me conocen, los soplones les echaban hondazos pero también logré a gritos obligarlos a respetar a los animalitos. Creían o dicen que son mensajeras. Ahora amanezco con el ruidoso  aleteo y con ese canto arrullador del  cucú que oía cuando era niño en la casa de mi abuela. Las otras, las blancas, completan  este cuadro agradable  y vienen a comer o formar bandadas en torno de la casa. Eso es todo y lo demás es silencio…>

 

Escribe Víctor Raúl Haya de la Torre desde la embajada de Colombia, asilado tres años, Lima, año 1952

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario