Es que hoy es el cumpleaños de mi hermana y, ella, desde que murió mi mamá es como una madre para mí y yo quisiera regalarle algo que la mereciera. Es tan buena…
Más aun, al empleado se le hace un nudo la garganta y, definitivamente, no sabe cómo negarle, entonces desvía su mirada como pidiendo ayuda y recae en el dueño de la tienda, que tras él, con los brazos cruzados estaba oyendo y viendo la escena, y éste ordena:
¡Envuélvele el regalo y acepta lo que te de!
Y la niña se va feliz con el collar y dando muchas gracias.
Luego, más tarde, llega una joven mujer con el collar en las manos y pregunta:
-¿Es aquí donde vendieron este collar a mi hermana?-Si, es aquí, intervino el dueño.
-¿Cuánto le ha pagado?
-Señorita, dijo afable, es política de la empresa no informar ese detalle pero sí le digo ha sido pagado con el más alto precio: el amor.
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